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El stenting ureteral (la inserción del catéter Doble J) es y seguirá siendo en un futuro próximo una de las intervenciones urológicas más comunes. En consecuencia, las complicaciones bacterianas y fúngicas de este stent están en el centro de muchas discusiones controvertidas.

Estas discusiones están relacionadas no sólo con las diferencias entre las selecciones de pacientes, sino también con las diferencias en la interpretación de las definiciones básicas, como colonización e infección.

Para la mayoría de los autores, colonización significa infección y es la primera etapa de la infección microbiana por el establecimiento del patógeno en el portal de entrada apropiado. Para un número reducido de autores, la colonización y la infección siguen siendo dos procesos diferentes. Todos los organismos pluricelulares son colonizados en algún grado por organismos extrínsecos, y la gran mayoría de éstos existen en una relación mutualista o comensal con el huésped. La diferencia entre una infección y una colonización suele ser sólo una cuestión de circunstancias. Los organismos no patógenos pueden convertirse en patógenos si se dan unas condiciones específicas, e incluso el organismo más virulento requiere ciertas circunstancias para causar una infección comprometedora.

Según la «Enciclopedia Gale de Medicina», la colonización es la presencia de bacterias en una superficie del cuerpo (como en la piel, la boca, los intestinos o las vías respiratorias) sin causar una enfermedad en la persona.

La infección es la invasión de los tejidos corporales de un organismo anfitrión por parte de organismos causantes de enfermedades. La infección también es el resultado de la interacción entre los agentes patógenos y las defensas de los huéspedes a los que infectan.

El artículo «Rate of positive urine culture and double -J catheters colonization on the basis of microorganism DNA analysis» (Tasa de colonización positiva de los cultivos de orina y de los catéteres de doble J sobre la base del análisis del ADN de los microorganismos) afirma que «estos resultados señalan una regla según la cual la inserción de un stent significa prácticamente su colonización», y la incoherencia subyacente entre la infección de orina y la colonización del stent confirma la presunción de que la colonización de los stents y las infecciones de orina son dos entidades diferentes. Aunque están relacionadas entre sí, en una infección de orina, otros factores de riesgo como la edad, las comorbilidades, la enfermedad urinaria básica y el motivo de la colocación del stent tienen un papel determinante.

Cabe mencionar aquí que el problema de la colonización-infección se produce en otras circunstancias, curiosamente todos los dispositivos médicos implantables, como los catéteres venosos centrales, los marcapasos y los TEP-s.

En condiciones biológicas, donde hay aproximadamente diez veces más células bacterianas en la flora humana que células humanas en el cuerpo, y donde es una «regla que la inserción del stent prácticamente significa su colonización» ¿podemos decir que la «colonización» es una forma especial de «integración» de los dispositivos médicos implantables en el organismo del huésped?

La conclusión de este artículo también plantea otra cuestión: el problema de la profilaxis antibiótica. Si todos los pacientes tenían cultivos de orina negativos antes de la colocación de la endoprótesis y después de un tiempo más o menos largo, la tasa de colonización tendía a ser del 100%, entonces esto también significa que la colonización se produce independientemente de la profilaxis antibiótica. ¿Tiene la profilaxis antibiótica un papel en la prevención de la colonización o es sólo un factor de selección de la especie bacteriana?

La literatura también es controvertida en este tema. Es bien sabido que los posibles beneficios de la profilaxis antibiótica deben equilibrarse con los posibles efectos adversos, como el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos.

Nuestro mundo está cambiando; hay mucho bien que puede hacerse mediante esfuerzos de colaboración y cooperación. A medida que forjamos nuevas alianzas en nuestra búsqueda de la eliminación de las infecciones prevenibles asociadas a la atención sanitaria, también deberíamos considerar un llamamiento a formas nuevas y mutuamente beneficiosas de coexistir con la flora microbiana del mundo.

En conclusión, este artículo tiene el mérito de responder a dos cuestiones importantes, (la frecuencia de la colonización y el bajo valor predictivo del urocultivo) pero el gran mérito consiste en plantear otras cuestiones básicas, como el problema de la colonización y el de la profilaxis antibiótica.

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