El sangrado menstrual abundante es un problema ginecológico común y puede afectar negativamente a la calidad de vida de la mujer.1 La ablación endometrial es una opción de tratamiento eficaz.2 Sin embargo, a pesar de su eficacia, la ablación endometrial tiene tasas de fracaso que oscilan entre el 15% y el 30%.3,4 Dos razones constantes de fracaso son el sangrado persistente y el dolor nuevo o que empeora. Se cree que el recrecimiento del endometrio y la cicatrización intrauterina son factores clave en este proceso de dolor.5
Detalles del ensayo
Wishall y sus colegas realizaron su estudio de cohorte retrospectivo utilizando datos de pacientes de dos grandes centros médicos académicos. El resultado primario fue el desarrollo de un dolor nuevo o que empeoraba tras la ablación endometrial. Los dos dispositivos de ablación endometrial más utilizados en este estudio fueron la ablación térmica con balón y la ablación por radiofrecuencia bipolar.
El 23% de las pacientes desarrollaron un dolor nuevo o que empeoró después de la ablación, un hallazgo que concuerda con estudios anteriores que analizan específicamente el dolor después de la ablación endometrial.6 Además, el 19% de las pacientes se sometieron a una histerectomía después de la ablación, de nuevo, dentro del rango comúnmente reportado en la literatura.3,4
Los factores de riesgo para el dolor nuevo o que empeora después de la ablación incluyeron una historia previa al procedimiento de dismenorrea o esterilización tubárica. La raza blanca fue protectora del dolor nuevo o que empeora después del procedimiento (OR ajustado, 0,55; IC del 95%, 0,34-0,89).
Los factores de riesgo para la histerectomía después de la ablación incluyeron una historia de parto por cesárea (OR ajustado, 2,33; IC del 95%, 1,05-5,16) y anormalidades uterinas en las imágenes, incluyendo leiomioma, adenomiosis, un revestimiento endometrial grueso y pólipos (OR ajustado, 3,96; IC del 95%, 1,25-12,56). Cuando el procedimiento de ablación se realizó en un quirófano, el riesgo de histerectomía posterior al procedimiento disminuyó (OR ajustado, 0,24; IC del 95%, 0,07-0,77). En el análisis histopatológico de las muestras de histerectomía, los leiomiomas o la adenomiosis, o ambos, fueron los hallazgos más comunes, en consonancia con otros informes sobre hallazgos patológicos en este contexto.7
Poniendo estos hallazgos en contexto
En general, los hallazgos de Wishall y sus colegas apoyan los de otros estudios que exploran la ablación endometrial, un procedimiento eficaz de conservación del útero para el tratamiento de la hemorragia menstrual intensa. Todos los procedimientos conservadores tienen tasas de fracaso inherentes y pueden provocar efectos adversos no deseados. Las razones más comunes de fracaso tras la ablación endometrial incluyen el sangrado o el dolor, o ambos.
Aunque existen discrepancias entre los estudios con respecto a algunos de los predictores individuales de fracaso o desarrollo de dolor, la colección de estudios retrospectivos sobre este tema hasta la fecha lo han dejado claro: existen predictores de fracaso del tratamiento. Los esfuerzos futuros deben centrarse en el desarrollo de modelos y en la validación prospectiva de los mismos para mejorar la selección de los pacientes.
Qué significa esta evidencia para la práctica
Este estudio refuerza la idea de que la selección de pacientes para procedimientos conservadores como la ablación endometrial es uno de los pasos más importantes del proceso. A la luz de estos hallazgos, recomiendo que se asesore a las mujeres con antecedentes de dismenorrea o esterilización tubárica sobre la posibilidad de sufrir dolor tras el procedimiento y el posterior fracaso del tratamiento.
– Matthew R. Hopkins, MD
¡Comparta su opinión sobre este artículo! Envíe su carta al editor a . Por favor, incluya su nombre y la ciudad y el estado en el que ejerce su profesión.