Mantenerse al día con el tratamiento de la artritis reumatoide (AR) puede parecer a veces un inconveniente, pero merece la pena; de hecho, la alternativa puede poner en riesgo su calidad de vida.
Sin el tratamiento adecuado, la AR puede causar daños a largo plazo en las articulaciones y graves daños en todo el cuerpo, junto con dolor persistente y discapacidad, dice David Pisetsky, MD, PhD, un reumatólogo y profesor de medicina e inmunología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte. Sin el tratamiento adecuado, con el tiempo las articulaciones pueden deformarse y perder parte de su función.
Pero, por otro lado, el tratamiento adecuado puede contribuir en gran medida a prevenir el daño a largo plazo y a preservar la función articular. «Con las opciones de tratamiento actuales, la mayoría de las personas pueden tener un buen control de los síntomas y reducir la progresión de la AR», afirma el Dr. Pisetsky. «Muchos pueden incluso experimentar la remisión».
Complicaciones a corto plazo de la AR no tratada
Si no se trata, la AR puede causar una serie de complicaciones a corto plazo, en particular dolor articular, dice Pisetsky. Y como la AR afecta a todo el cuerpo, sin tratamiento también se puede experimentar malestar general, fiebre y fatiga.
La AR no tratada también puede aumentar el riesgo de infección, dice Pisetsky. La AR es una enfermedad autoinmune de tipo inflamatorio, lo que significa que, cuando se padece, el sistema inmunitario se concentra en atacar las articulaciones y otros tejidos en lugar de proteger al paciente de la enfermedad. Cuanto más grave sea la AR, mayor será el riesgo de infección, según la Arthritis Foundation (AF).
Cuando la AR no se trata: Problemas de salud a largo plazo
Si la AR no se trata a largo plazo, puede afectar no sólo a la calidad de vida sino también a la duración de la misma. «La inflamación persistente puede conducir a una menor duración de la vida», explica Pisetsky.
La AR no controlada también puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, ya que la inflamación relacionada con la AR no sólo afecta a las articulaciones, sino también al corazón. Esta inflamación también puede contribuir al estrechamiento de sus vasos sanguíneos, según la AF, permitiendo la acumulación de placa.
Las personas que tienen AR tienen hasta el doble de riesgo de enfermedad cardíaca que la población general, según la AF. Según el estudio publicado en abril de 2018 en BMC Rheumatology, debido a la relación entre la AR y los problemas cardíacos, es importante controlar no solo la AR, sino los factores de riesgo de enfermedad cardíaca, como la presión arterial alta, el colesterol alto, el tabaquismo, la diabetes y el sedentarismo.
Y cuanto más avanzada esté la AR, mayor será el riesgo de daño cardíaco, señala el Colegio Americano de Reumatología.
Sin embargo, la AR no tratada puede afectar a algo más que a las articulaciones y al corazón, provocando complicaciones que van desde problemas de la piel hasta el adelgazamiento de los huesos, pasando por complicaciones oculares.
Dicho esto, seguir un plan de tratamiento regular que ayude a ralentizar la progresión de la AR puede ayudar a proteger las articulaciones, el corazón, la salud y el bienestar general, y la vida.