Cuando abordamos el tema del pastel, empezamos a adentrarnos en un terreno apasionante. La gente define los momentos importantes de la vida, como los cumpleaños, las bodas y las fiestas, con pasteles. Y algunas variedades específicas de tartas, como la tarta de queso, la tarta de chocolate, la tarta de ángel y la tarta de frutas, inspiran fuertes sentimientos, de agrado y desagrado.
Independientemente de si le gusta la tarta con glaseado o sin él, lo más probable es que sienta debilidad por alguna forma de este dulce horneado. ¿A quién debemos agradecer este tradicional postre? Nadie lo sabe realmente. La repostería es un oficio interesante, y el proceso de añadir un poco de esto y una pizca de aquello da lugar a resultados inesperados y, a veces, emocionantes.
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Del pan a la tarta
Los historiadores de la alimentación ven los nuevos desarrollos de la repostería a lo largo de los siglos como una serie de métodos que se superponen y se transforman de una cosa a otra a medida que las nuevas ideas e ingredientes se hacen disponibles o populares. Es difícil determinar en qué momento un pan plano y sin levadura se convirtió en un pan dulce con levadura. Incluso se podría argumentar que, dadas las técnicas de horneado y los ingredientes disponibles en una época concreta, ciertos descubrimientos fueron sólo cuestión de tiempo, independientemente de quién llevara el guante de cocina ese fatídico día.
Sabemos que los antiguos egipcios eran buenos panaderos que hacían panes de postre endulzados con miel y que el pastel empezó siendo un producto de pan modificado. De hecho, no hubo distinción entre pan y pastel durante bastante tiempo, aunque los panes dulces de lujo se hacían con una variedad de granos e ingredientes añadidos, como frutas secas, semillas y vino, y se servían específicamente como golosinas. Estos primeros pasteles eran planos y densos, un postre horneado muy diferente de lo que hoy asociamos con el término pastel.
Una levadura en el bulto
El pastel tal y como lo conocemos tiene una consistencia suave y tierna. No son términos cariñosos, sino descripciones de la naturaleza del pastel en sí, un producto bajo en gluten que es mucho más suave que el pan y más esponjoso que una galleta. Para conseguirlo, hay que aligerar la masa de manera uniforme mediante la presencia de muchas burbujas pequeñas. Este aligeramiento de la masa mediante la adición de aire se consigue mediante el uso de una levadura.
Los romanos probablemente perfeccionaron la práctica de añadir levadura como agente leudante al pastel, y más tarde los italianos, en el siglo XVI, desarrollaron el arte de leudar sin levadura añadiendo huevos batidos a la masa. Ambos métodos permitían obtener un pastel más ligero, pero requerían mucho tiempo y podían ser complicados. A mediados del siglo XIX, la introducción del bicarbonato de sodio y de la levadura en polvo facilitó la elaboración de un pastel aireado de forma rápida y constante.
La oferta y la demanda también desempeñaron un papel en la génesis del pastel moderno. La disponibilidad de harina, huevos, azúcar, especias y grasa fue importante en el desarrollo de la pastelería, al igual que la adición de un plato de postre a la hora de la comida, el lugar sabroso en una comida de varios platos donde un pastel ligero y cremoso podía ser el protagonista.
La introducción de nuevos ingredientes, los cambios en las actitudes hacia la hora de la comida, la geografía y la economía contribuyeron al desarrollo del pastel como postre popular. Aunque hornear un pastel suele marcar un acontecimiento importante, no hay un único evento que defina la historia de este antiguo postre. Si es usted un amante de la tarta, probablemente le preocupe mucho más el relleno y el glaseado que la historia, así que coja un poco de leche y corte un buen trozo. El pastel es uno de los postres estadounidenses más populares, así que estará en buena compañía.
Publicado originalmente: 5 de octubre de 2009
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