Pérdida de sensibilidad: Consejos de seguridad

La pérdida de sensibilidad significa que no puede sentir dolor, calor o frío. Esto puede ocurrir en una o más partes del cuerpo.

La pérdida de sensibilidad puede ser causada por una complicación de la diabetes llamada neuropatía periférica. Este es un tipo de daño nervioso. Otras afecciones que pueden provocar la pérdida de sensibilidad son los accidentes cerebrovasculares, las lesiones de la médula espinal, los tumores y las infecciones.

Cuando tiene pérdida de sensibilidad, es más probable que se haga daño y no lo sepa. Pero puede tomar medidas para proteger su salud y reducir el riesgo de lesiones.

La pérdida de sensibilidad aumenta la probabilidad de lesiones

El dolor es una señal de advertencia. Le indica que se está produciendo una lesión. Una persona que siente dolor suele reaccionar automáticamente alejándose de la fuente de la lesión. Por ejemplo, alguien que pone una mano en una estufa caliente retirará la mano inmediatamente cuando sienta el dolor. Esta reacción ayuda a evitar lesiones graves. Sin embargo, la pérdida de sensibilidad elimina esta señal de advertencia. Si ha perdido la sensibilidad, puede dejar la mano sobre la estufa caliente. La quemadura resultante será muy grave.

La pérdida de sensibilidad también puede significar la pérdida de conciencia de dónde está su cuerpo en el espacio. Por ejemplo, su brazo puede colgar al lado de su silla de ruedas en lugar de descansar en su regazo. A menos que mire directamente a su brazo, puede no darse cuenta de esto. Si mueve la silla de ruedas y su brazo queda atrapado en la rueda, puede sufrir un corte o un desgarro muscular.

La concienciación ayuda a prevenir las lesiones

Ser consciente de su cuerpo y de los posibles peligros que le rodean puede ayudarle a mantenerse a salvo. En general:

  • Cuando esté en un lugar nuevo, busque a su alrededor posibles fuentes de lesiones. Busque siempre fuentes de calor o frío, y objetos afilados. Tenga cuidado de no tocarlos por error.

  • Compruebe a menudo la posición de sus brazos y piernas. Mire para asegurarse de que no corren peligro de lesionarse.

  • Si está en una silla de ruedas, compruebe la posición de sus manos y pies antes de moverse. Esto evita que queden atrapados o pellizcados.

Prevenga las quemaduras

Las quemaduras -por calor o por frío- son una fuente común de lesiones. Si no puede sentir el calor o el frío, corre un mayor riesgo de sufrir quemaduras. Para mantenerse a salvo, tenga en cuenta estos consejos a lo largo del día:

  • Use un termómetro para comprobar la temperatura del agua antes de meterse en la bañera o en la ducha.

  • Cubra sus manos con guantes de cocina gruesos cuando cocine o utilice el horno.

  • No coloque nunca un plato caliente directamente sobre su regazo ni sostenga una bebida caliente o helada con las manos desnudas.

  • Use guantes protectores y tenga cuidado al manipular productos que contengan sustancias químicas que puedan dañar su piel, como la lejía para la ropa.

  • Aplíquese protector solar para evitar las quemaduras cuando esté al aire libre. Si está al aire libre cuando hace calor, permanezca en zonas de sombra siempre que sea posible.

  • Cuando haga frío, protéjase las manos con guantes o manoplas aislantes. Proteja sus pies con calcetines y botas de lana.

Proteja sus pies

Si ha perdido la sensibilidad en los pies, debe cuidarlos especialmente. Las lesiones menores pueden empeorar rápidamente si no se tratan. Para proteger sus pies:

  • Revise sus pies diariamente en busca de heridas y otras lesiones. Revise (o pida a su cuidador que lo haga) la parte superior e inferior de los pies, los talones y entre los dedos. Puede ser útil utilizar un espejo. Busque puntos calientes, ampollas o llagas, cambios en el color de la piel o grietas.

  • Use calcetines y zapatos protectores que le queden bien. No lleve zapatos abiertos ni tacones altos. Nunca vaya descalzo.

  • Antes de ponerse los zapatos, compruebe que no haya objetos sueltos, como piedrecitas.

  • Pregunte si necesita acudir a su médico para que le recorte las uñas de los pies, los callos o las callosidades.

  • Lávese los pies con agua tibia, no caliente, y jabón. No remoje ni frote los pies.

  • Séquese bien los pies, especialmente entre los dedos.

  • Utilice loción para humedecer los pies secos y agrietados. Pero no use loción entre los dedos de los pies.

Prevenga las caídas

La pérdida de sensibilidad hace que las caídas sean mucho más probables. He aquí algunas formas de ayudar a prevenir las caídas:

  • Asegúrese de que las habitaciones tienen una iluminación adecuada. Así podrá ver por dónde va y evitar los obstáculos. Añade luces nocturnas a los pasillos, dormitorios y baños. Coloque interruptores de luz en la parte superior e inferior de las escaleras.

  • Mantenga los suelos y pasillos libres de objetos pequeños que puedan hacerle tropezar. Retire las alfombras. Ponga cinta adhesiva en los cables eléctricos para que estén seguros.

  • Utilice ayudas para la movilidad, como una silla de ruedas, un andador o un bastón, según las instrucciones.

Prevenga las úlceras por presión

Las úlceras por presión son llagas abiertas. Pueden formarse cuando hay demasiada presión en la piel. Las úlceras por presión son comunes en personas que pasan la mayor parte del día en una cama o en una silla de ruedas. Para prevenir las úlceras por presión, haga lo siguiente:

  • Cambie de posición con frecuencia. Su proveedor de atención médica puede enseñarle las mejores maneras de hacerlo de forma segura. Si está sentado o en una silla de ruedas, es posible que deba cambiar de posición y desplazar su peso cada 20 ó 30 minutos para aliviar la presión. Si está tumbado, es posible que tenga que hacerlo cada 1 ó 2 horas.

  • Use ayudas para aliviar la presión. Estos pueden ser recetados o recomendados por su proveedor de atención médica. Existen cojines especiales para colchones y sillas de ruedas. Los cojines pueden ayudar a proteger el coxis, la espalda y los talones. Estas tres zonas tienen un alto riesgo de sufrir úlceras por presión.

  • Compruebe su piel a diario. Busque enrojecimiento, hematomas, cortes y otras irritaciones, especialmente sobre las zonas óseas. Usted o su cuidador deben realizar revisiones de la piel como parte de su rutina diaria.

Cuándo debe llamar a su proveedor de atención médica

Consulte inmediatamente a su proveedor de atención médica si tiene alguno de los siguientes síntomas:

  • Una caída, aunque se sienta bien

  • Un hematoma, corte, quemadura o llaga en una zona sin sensibilidad

  • Fiebre de más de 100.4°F (38.0°C)

  • Signos de una llaga por presión (enrojecimiento que no desaparece o ruptura de la piel)

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