Volé uno de los últimos vuelos del 767 de American Airlines antes de su retirada

Uno de los efectos imprevistos de la pandemia de coronavirus es que las aerolíneas han retirado flotas enteras de aviones antes de lo previsto. Viejos caballos de batalla conocidos por generaciones de viajeros frecuentes están desapareciendo de los cielos de Estados Unidos y de otros países. Uno de ellos es el Boeing 767 de American Airlines.

Antes de que el COVID-19 borrara la demanda de viajes, American volaba 21 de la versión 767-300ER de largo recorrido en rutas a Europa, Sudamérica y dentro de EE.UU. Ahora los ha aparcado todos para almacenarlos en el aeropuerto de Roswell, en Nuevo México. El último que quedaba en la flota activa fue trasladado a Roswell el 31 de marzo, según los sitios de seguimiento de vuelos, y aunque American no ha dicho oficialmente que los 767 se han retirado, este es claramente el final de la línea para el 767 en AA.

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Antes de que el nuevo coronavirus golpeara a los EE.UU., se me encargó la revisión de lo que entonces era una de las dos opciones de clase premium con cama en el servicio regular entre el área de Nueva York y Miami, el 767 de American. Formaba parte de un proyecto de TPG para determinar qué método de vuelo entre Nueva York y Miami es el mejor. Estaba ansioso por ver cómo el producto más antiguo de American, el lie-flat, desde el JFK, se comparaba con otras clases de primera y de negocios a Miami, concretamente el 757-200 lie-flat de United desde Newark.

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Cuando lo volé a finales de febrero, no tenía ni idea de que sería uno de los últimos vuelos programados de American con el 767, un avión que había volado, en varias versiones, desde 1982. Nadie lo sabía. Si lo hubiera sabido, habría tomado más fotos, tal vez habría pedido una mimosa extra.

Sin embargo, esos 767 pueden no estar en tierra por mucho tiempo. Muchos de ellos están recibiendo una nueva vida como aviones de carga. Mi avión en particular, un modelo de 21 años registrado como N397AN, realizó varios viajes entre Miami y Lima, Perú, a finales de marzo, antes de realizar un último vuelo a Roswell. También se convertirá, presumiblemente, en un avión de carga. Aunque ya están anticuados como aviones comerciales, los 767 tienen el espacio y la autonomía necesarios para volar con carga pesada sobre los océanos, y son un diseño robusto y probado desde principios de la década de 1980.

De todos modos, volvamos al vuelo.

Este billete de ida en efectivo a Miami costó 489 dólares, que pagamos con The Platinum Card® de American Express. También podríamos haber utilizado 48.000 millas American AAdvantage más impuestos y tasas. Valoramos las millas de American a 1,4 céntimos cada una, lo que hace que un billete de premio de 48.000 millas valga 672 dólares, y que la opción en efectivo sea más atractiva. Los precios han cambiado significativamente ahora debido a la caída de la demanda relacionada con el coronavirus. Una búsqueda realizada a finales de abril y principios de mayo para viajar de Nueva York a Miami ha revelado precios en primera clase de hasta 363 dólares desde el aeropuerto JFK y LaGuardia. En clase turista, los precios pueden ser tan bajos como 60 dólares en clase económica desde LGA. También puede utilizar 25.000 millas, o 10.000 en clase turista. Sólo hay dos vuelos al día entre Nueva York y Miami en la programación actual de American, ambos con Boeing 737.

Llegué a la Terminal 8 del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy poco más de una hora antes de la salida. La T8 -sede de American Airlines en el JFK y de algunos de sus socios de la alianza Oneworld- estaba un poco más animada que el inquietante desierto que el director general de TPG UK, Christian Kramer, encontraría unas semanas más tarde de vuelta a su casa en Londres.

Como pasajero de primera clase nacional, me dirigí a la línea prioritaria dedicada a imprimir mi tarjeta de embarque. Era la única persona en la fila. La cola de seguridad prioritaria también estaba completamente vacía, mientras que la cola de seguridad normal era bastante larga.

Era un vuelo completamente lleno, un espectáculo que quizá no volvamos a ver en un tiempo, ya que los aviones vuelan casi vacíos. Delante de mí, en el Grupo 1, embarcó un único miembro de la Concierge Key, el nivel ultra-elegante de American, al que sólo se puede acceder por invitación.

Una vez que subí a bordo, la clase business que encontré tenía una distribución 1-2-1. ¿Una cosa que no echaré de menos del 767 saliente? La falta de privacidad. American utilizaba los asientos Thompson Vantage en sus 767-300, dispuestos en una configuración 1-2-1. Prefiero mucho más la clase business del Boeing 777-200 de AA, en el que volé de Miami a Nueva York el pasado noviembre. Se sentía mucho más aislado. (Tenga en cuenta que AA tiene dos asientos diferentes de clase ejecutiva en el 777-200. Ambos son mejores que los del 767.)

Dicho esto, aprecié que todos los asientos tuvieran acceso al pasillo sin obstáculos en este vuelo. La cabina se parecía un poco a la clase biz de Delta Air Lines en el mismo avión, que, en una reseña reciente, el editor de noticias senior de TPG, Clint Henderson, calificó de «estilo retro y de la vieja escuela». (Delta está retirando algunos de sus 767, pero no toda la flota, según sus actuales planes de respuesta al coronavirus). Esto terminó funcionando perfectamente, ya que los asientos pares estaban más cerca de la ventana, mientras que los impares estaban más expuestos al pasillo. Tuve suerte y obtuve dos ventanas en el 8A, lo que fue agradable para mi despedida de un avión en el que había tenido uno de mis primeros vuelos nacionales en posición horizontal.

Los asientos contaban con dos tomacorrientes universales, uno ubicado detrás de la mesa de bandejas y otro junto al área de almacenamiento. Incluso en un pájaro tan viejo, me impresionó el amplio espacio de almacenamiento para colocar mis auriculares y otros artículos variados. El asiento era lujoso y cómodo, y pude echarme una buena siesta de 30 minutos en la posición tumbada. De hecho, el propio Points Guy era un fan del 767 de American.

Pero he aquí la razón por la que muchos no echarán de menos el 767: no tenía entretenimiento a bordo. En la clase turista, sólo había monitores en el techo, como en los años ochenta. Y en la clase Business, American no instaló ninguna pantalla IFE, por lo que el entretenimiento consistía en una tableta que entregaban los auxiliares de vuelo y que contenía una pequeña selección de títulos. Incluso los 757 relativamente antiguos de United ofrecen una pantalla de 15 pulgadas.

American solía volar con estos aviones en rutas de larga distancia, como Filadelfia a Budapest y Praga, que podían durar más de nueve horas en el aire. Sin IFE, podría haber sido insoportable. Al menos ahora todos los aviones de larga distancia de American tendrán IFE. Sin embargo, la flota de largo recorrido de AA se ha reducido a sólo 36 aviones a partir del 23 de abril, según el sitio de seguimiento de flotas Planespotters. Más de un centenar de aviones de largo alcance están aparcados en el almacén, a la espera de que vuelva la demanda de pasajeros.

Los auxiliares de vuelo realmente brillaron en este vuelo. Mis experiencias con los auxiliares de vuelo de American en business y economy han oscilado entre la indiferencia y la franqueza. En este vuelo de la tarde se mostraron muy comunicativos, pasando por la cabina para rellenar las bebidas y comprobar cómo estaban los pasajeros. Parecía que todo el mundo estaba de buen humor de camino a Miami, una sensación que todos esperamos recrear una vez que volvamos a volar con regularidad.

Volví de Miami a Nueva York en un vuelo de Frontier de tarifa baja y sin lujos, así que el almuerzo que me dieron en este tramo fue mi última comida en un avión en el futuro inmediato. Era una lasaña, una ensalada y un panecillo de trigo caliente, y pedí un vino espumoso para acompañar. Era crujiente y refrescante, y aunque la comida no era excepcional, ahora es un recuerdo muy grato.

Poco después de recoger los platos, recibí una deliciosa galleta caliente con trozos de chocolate, fácilmente una de mis características favoritas de volar en American biz, sin importar el avión. También pedí un café, que tomé a sorbos mientras comía mi galleta.

Cuando las aerolíneas empiecen a retirar sus aviones más antiguos como consecuencia de la pandemia de coronavirus, el Boeing 767 será una de las primeras víctimas. Admito que tengo algo de nostalgia; un 767 de American fue uno de mis primeros vuelos domésticos con cama. Mi segunda y última vez en él fue un gran vuelo, aunque el avión mostraba desgaste y carecía del brillo de otros aviones más nuevos. Ahora que ya no existe, también es una opción menos para volar a Miami con el suelo inclinado. Dependiendo de si United recupera sus 757 en la ruta -ya los ha retirado del servicio en los vuelos de costa a costa- puede que no haya más.

Así que, adiós, hermoso y viejo pájaro. Te echaremos de menos.

Foto destacada de Alberto Riva/The Points Guy

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