Bien sea en verano (con sus para algunos insufribles aires acondicionados) o en invierno (con los termómetros rozando los cero grados), no hay época del año en que no nos preocupemos por los pertinaces constipados, la molesta mucosidad y el pesadísimo dolor de garganta. Este malestar es uno de los dolores más molestos, que no sólo nos incordia durante las 24 horas del día, estemos en el trabajo, en casa o durmiendo, sino que nos quita las ganas de hablar y de comer.
El dolor de garganta suele ser el primer síntoma de que hemos cogido un buen resfriado, aunque también puede serlo de otras dolencias más preocupantes, por lo que si la fiebre empieza a subir o empezamos a sentir dolor en las articulaciones, debemos acudir al médico. Hasta entonces, podemos intentar atajar la enfermedad por nuestra propia mano, y seguir alguno de los consejos que exponemos a continuación, que aliviará los síntomas y nos ayudará a seguir adelante en nuestro día a día. La mejor y probablemente única receta infalible es descansar hasta que nos encontremos plenamente recuperados, pero si no podemos permitirnos faltar al trabajo, a clase o dejar de lado nuestras obligaciones diarias, podemos probar con lo siguiente.
- Para el dolor de garganta, haz gárgaras
- Toma caramelos
- Bebe líquidos
- Toma una cucharada de miel
- Pégate una ducha caliente
- Toma una sopa de pollo
- Ponte una compresa caliente en la garganta
- Vinagre de manzana
- Té de jengibre
- Lávate las manos
- No te toques la cara
- No te estreses
- No fumes ni bebas
- No confíes en los antibióticos
Para el dolor de garganta, haz gárgaras
Un remedio clásico pero realmente útil (e incluso, corroborado por un estudio publicado en 2005 por el American Journal of Preventive Medicine). Hacer gárgaras varias veces al día con agua tibia con sal permite que esta absorba el agua de las células de la membrana mucosa, que se encuentran inflamadas durante el constipado. La cantidad recomendada es la de media cucharada de sal por cada vaso de agua; si el sabor es desagradable, podemos recurrir a la miel, otro alimento beneficioso para la garganta.
Debemos tener cuidado, puesto que si hacemos gárgaras más de tres veces al día podemos terminar resecando las membranas mucosas, lo que conseguiría el efecto opuesto al esperado. Y, por supuesto, nada de tragar: con medio minuto es más que suficiente.
Toma caramelos
Aunque existen muchos caramelos que podemos adquirir en las farmacias y que tienen la misión de aliviar los síntomas del catarro, cualquier pastilla o alimento destinado a ser chupado puede paliar el dolor, especialmente aquellos que contengan ingredientes refrescantes como el eucalipto o la menta. La razón es que los caramelos estimulan la producción de saliva, que contribuye a aliviar el dolor de la garganta al tragarse.
Bebe líquidos
Hay dos razones por las que la botella de agua se convierte en nuestro mejor aliado durante un constipado. Por una parte, nos ayuda a hidratarnos, algo esencial si queremos que la enfermedad desaparezca cuanto antes (por la misma razón, deberíamos prescindir de bebidas deshidratantes o diuréticas como el café o el alcohol). Por otra, los líquidos humedecen las membranas mucosas, por lo que la sensación de dolor desciende sensiblemente, especialmente en el caso de las bebidas calientes.
Toma una cucharada de miel
La miel es un excelente antiséptico, es decir, ayuda a combatir las enfermedades infecciosas destruyendo los microbios que las causan. Además, contribuye a eliminar la tos, por lo que tomar una o dos cucharadas lentamente, dejando que la miel repose en la parte posterior de nuestra boca, puede ser una importante defensa contra el dolor de garganta. Debemos tener presente, no obstante, que los niños menores de un año no pueden tomar dicho alimento, puesto que puede estar contaminado con la bacteria Clostridium botulinum que provoca la aparición de botulismo entre los bebés.
Pégate una ducha caliente
Debido a que lo más dañino para nuestra garganta es la sequedad del ambiente, debemos intentar humedecerla todo lo posible, ya sea gracias a un humidificador –especialmente útil en invierno, cuando la humedad del ambiente desciende– o al vapor de una buena ducha con agua caliente. También puedes abrir el interruptor del agua caliente y quedarte sentado en el cuarto de baño aspirando el vapor formado, si no deseas tomar un baño, o agregar hierbas y aceites esenciales al agua.
Toma una sopa de pollo
Cualquier caldo caliente es beneficioso para tu garganta, pero los médicos recomiendan particularmente la sopa de pollo, así como la de vegetales o la de carne de vaca, al mismo tiempo que desaconsejan la de tomate, excesivamente ácida, o las que contienen lácteos, que aumentan la producción de mucosidad. La sopa caliente proporcionará alivio a las gargantas doloridas y una buena cantidad de sodio a nuestro organismo.
Ponte una compresa caliente en la garganta
La sabiduría popular señala que las prendas de seda en la garganta pueden aliviar el dolor en la misma. Sin ir tan lejos, unos buenos paños calientes pueden mejorar la circulación en la garganta y a que esta pierda parte de su inflamación. Es fácil y sencillo: basta con humedecer un trapo con agua caliente (¡no demasiado!), escurrirlo y colocarlo sobre nuestra garganta para que empiece a funcionar. El calor ensancha los vasos sanguíneos y ayuda a la relajación de los músculos.
Vinagre de manzana
El vinagre de sidra de manzana posee una gran cantidad de propiedades antibacterianas que atacan directamente la infección que causan las bacterias y ayuda a suavizar el dolor de garganta. Esto se produce debido a que la acided del vinagre interactúa con el pH, el cual disminuye y esto produce que los microbios no puedan seguir creciendo. Además, la naturaleza expectorante del vinagre diluye la mucosidad, lo que permite expulsar las flemas con mayor facilidad.
Té de jengibre
La raíz jengibre es un producto natural muy usado en cocina, aunque tiene múltiples aplicaciones y propiedades beneficiosas para la salud. Uno de los usos más comunes es su aplicación en procesos gripales para combatir el dolor de garganta y el resfriado. Tomando entre dos y tres tazas de té de jengibre serán suficientes para notar mejoría y más si se edulcora con un poco de miel de romero.
Pero si no quieres sufrir un resfriado, a continuación te proponemos 5 sencillos trucos para acabar con él.
Lávate las manos
Conviene recordarlo una vez más: los constipados y la gripe se contagian por contacto directo. Y no vale con mojarse simplemente las manos y secárselas rápidamente, sino que hay que frotarlas bien, con jabón, y al menos durante 20 segundos. Puede ser tedioso, pero también marcar la diferencia. Un célebre experimento realizado por la Marina de Estados Unidos puso de manifiesto que después de obligar a los soldados a lavarse las manos cinco veces al día se había conseguido reducir la incidencia del resfriado en nada menos que un 45%.
Los síntomas de un resfriado no están causados por un virus, sino por la respuesta inflamatoria a la infección
No te toques la cara
Los ojos, la nariz y la boca son las zonas del cuerpo más sensibles para la entrada de organismos perniciosos. La tendencia de los niños a tocarse el rostro hace que sean blancos fáciles para este tipo de bacterias, y por eso suelen pasar más tiempo resfriados que los adultos. Además, los pequeños son más contagiosos que los adultos durante los dos primeros días de enfermedad.
No te estreses
Un hombre estresado es la víctima perfecta de las bacterias del resfriado. Cuando estamos más nerviosos de lo habitual, nuestro sistema inmunológico comienza a debilitarse y la producción de interleucinas comienza a descender. Un estudio publicado este mismo año en Proceedings of the National Academy of Sciences señalaba que el estrés crónico provocaba que el resfriado fuese más fuerte y más difícil de curar. «Los síntomas de un resfriado no están causados por un virus, sino por la respuesta inflamatoria a la infección», recordaba Sheldon Cohen, responsable de dicha investigación.
No fumes ni bebas
Los fumadores tienen más posibilidades de caer en los brazos del resfriado y de la gripe, como señalan las estadísticas, así como de agravar sus síntomas a través de la inflamación de la garganta. Por su parte, el alcohol ataca al sistema inmunológico que protege nuestro organismo, deshidrata nuestro cuerpo y favorece la aparición de infecciones.
No confíes en los antibióticos
Aunque jamás deberíamos automedicarnos bajo ninguna circunstancia, tenemos que recordar que los antibióticos acaban con las bacterias y no con los virus, por los que presionar al médico para que nos los proporcione no sólo es inútil, sino contraproducente, ya que puede terminar con las bacterias que forman parte de nuestras defensas.