Diagnóstico de la conjuntivitis

La conjuntivitis -también conocida como conjuntivitis- es una afección en la que se inflama la membrana protectora que recubre el párpado y cubre la superficie exterior del ojo, llamada conjuntiva. Los oftalmólogos del NYU Langone son expertos en identificar y ayudar a las personas a controlar esta afección común.

La conjuntivitis puede afectar a personas de cualquier edad. Tiende a propagarse fácilmente entre las personas que trabajan o viven juntas.

Causas

Hay varias causas diferentes de conjuntivitis, y nuestros oftalmólogos tienen experiencia en identificarlas. Si tiene algún síntoma, acuda a su oftalmólogo lo antes posible.

Virus

Los virus que causan resfriados son la causa más común de conjuntivitis. Al igual que otras membranas mucosas, como la nariz y los oídos, la conjuntiva del ojo es vulnerable a los agentes infecciosos.

La conjuntivitis viral suele comenzar en un ojo, pero puede extenderse fácilmente al otro. La afección puede seguir siendo contagiosa hasta dos semanas, pero tiende a desaparecer por sí sola en unos pocos días o hasta dos semanas.

Los síntomas incluyen enrojecimiento del ojo, picor y secreción clara y acuosa. Muchas personas con conjuntivitis vírica notan que sus párpados están pegados o que su visión es borrosa cuando se levantan por la mañana. Esto se debe a la secreción que se acumula en los párpados mientras se duerme.

Infecciones bacterianas

La conjuntivitis bacteriana es común en los adultos y suele estar causada por las bacterias estafilococos y estreptococos. Al igual que la forma vírica, la conjuntivitis bacteriana es muy contagiosa.

La mayoría de las cepas de conjuntivitis bacteriana son leves y fáciles de tratar, pero algunas cepas pueden provocar problemas oculares graves si no se tratan de inmediato. Por ejemplo, la conjuntivitis gonocócica está causada por la misma bacteria que provoca la enfermedad de transmisión sexual gonorrea. Estas bacterias pueden penetrar en la córnea, la superficie transparente que cubre la parte delantera del ojo.

Los síntomas incluyen enrojecimiento, molestias, picor y una secreción espesa y amarilla parecida al pus. Al igual que en el caso de la conjuntivitis vírica, puede tener dificultad para abrir los ojos al despertarse debido a la acumulación pegajosa de la secreción en los párpados.

La conjuntivitis bacteriana puede causar la pérdida de la visión si no se trata inmediatamente y de forma agresiva con antibióticos recetados.

Alergias

La conjuntivitis alérgica, que no es contagiosa, se produce cuando la conjuntiva tiene una respuesta inflamatoria a ciertos alérgenos, como el polen, el polvo, el moho o la caspa de las mascotas. Al exponerse a estos alérgenos, el cuerpo libera una sustancia química llamada histamina, que provoca enrojecimiento, lagrimeo y picor en el ojo.

Muchos de estos alérgenos sólo se producen en determinadas épocas del año o en entornos específicos. Otros alérgenos, como el humo del tabaco y la caspa de las mascotas, pueden irritar los ojos durante todo el año. Los síntomas de la conjuntivitis relacionada con las alergias incluyen un intenso picor y una secreción mucosa, clara o blanca.

Irritantes oculares

Si se expone al humo, a los gases químicos o a otros irritantes, puede desarrollar un tipo de conjuntivitis que no es contagiosa. Los irritantes oculares más comunes son el humo de los cigarrillos de segunda mano, el humo de una chimenea o de una estufa de leña y el cloro. Los síntomas incluyen enrojecimiento, ardor, dolor y lagrimeo.

Un irritante químico tóxico, como el ácido o la lejía, que entra en el ojo puede causar lesiones graves y requiere tratamiento inmediato para evitar complicaciones. Las personas con una quemadura química suelen tener los ojos rojos y sentir dolor. También pueden tener un lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz. Estas personas pueden tener daños en el epitelio, la capa de células que cubre y protege la córnea.

Si su ojo está rojo debido a la exposición a un irritante químico y siente dolor, acuda al servicio de urgencias más cercano.

Pruebas de diagnóstico

A menudo, su oftalmólogo puede diagnosticar la conjuntivitis simplemente examinando su ojo. Basándose en sus síntomas, puede determinar si la inflamación se debe a una infección viral o bacteriana. El oftalmólogo puede realizar las siguientes pruebas para confirmar el diagnóstico:

Historia médica

Su oftalmólogo puede descartar muchas causas de conjuntivitis simplemente preguntando por sus síntomas y cómo se produjeron. También le preguntará si ha estado en contacto con otras personas con conjuntivitis y si ha entrado en contacto con su ojo algún agente irritante.

Examen con lámpara de hendidura

La mayoría de las veces, su médico puede diagnosticar la conjuntivitis utilizando una lámpara de hendidura, un instrumento que consta de un microscopio y un haz de luz de alta energía. Durante el examen con la lámpara de hendidura, el oftalmólogo proyecta un fino haz de luz en el ojo. Este haz permite a su médico examinar todo el ojo, incluida la conjuntiva, la esclerótica, o la parte blanca del ojo, el iris y la córnea.

Para obtener una visión más detallada del ojo, su médico puede poner una gota de un tinte amarillo llamado fluoresceína en su ojo, que le permite ver cualquier daño en la superficie del ojo.

Pruebas de agudeza visual

Los médicos también comprueban si la conjuntivitis ha afectado a su visión realizando una prueba de agudeza visual. En esta prueba se comprueba si puede leer letras o símbolos a 6 metros de distancia mientras se cubre un ojo a la vez.

Cultivo ocular

Si ha tenido conjuntivitis durante más de dos o tres semanas y no ha desaparecido por sí sola o con la ayuda de tratamientos caseros, es posible que su médico quiera realizar un cultivo ocular. Durante esta prueba, el médico toma una muestra de las células del interior de los párpados con un bastoncillo de algodón y la envía a un laboratorio para que la examine un patólogo.

Un patólogo, que estudia las enfermedades al microscopio, puede determinar si la conjuntivitis está causada por virus o bacterias. Esto ayuda a su médico a determinar el tratamiento más eficaz.

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