¿Le ha advertido su médico que es prehipertenso? O sus propias lecturas de la presión arterial han revelado que está cerca de la zona de peligro? En cualquier caso, la prehipertensión es una afección grave que no debe tomarse a la ligera. La presión arterial alta está relacionada con una serie de afecciones graves, como el infarto de miocardio, el ictus, la enfermedad coronaria e incluso la insuficiencia renal.
Afortunadamente, la prehipertensión puede revertirse. Señal de advertencia de presiones más elevadas y peligrosos efectos descendentes, la prehipertensión debe incitarle a realizar algunos cambios importantes en su estilo de vida.
Para saber cómo puede reducir su presión arterial a niveles seguros, siga leyendo para conocer más sobre los síntomas, las causas y las curas de esta afección.
Signos y síntomas
¿Cómo puede saber si es prehipertenso? Según la Organización Mundial de la Salud, los pacientes prehipertensos o «de riesgo» tienen una presión arterial sistólica entre 120 y 139, y una diastólica entre 80 y 89. Si mira las cifras en un informe médico, probablemente aparecerán como 120 / 80 a 139 / 89.
Para la mayoría de los pacientes, sin embargo, incluso las presiones sanguíneas peligrosamente altas no producirán síntomas. De hecho, la presión arterial es a menudo llamado el «asesino silencioso», y pocas personas experimentan dolores de cabeza, enrojecimiento facial o mareos. En definitiva, es crucial que vigile sus lecturas, tanto en la consulta de su médico como con un monitor casero.
Entendiendo las causas
La hipertensión y la prehipertensión son afecciones complejas, y cualquier factor que aumente la presión contra las paredes arteriales puede elevar la presión arterial. Las causas más comunes son:
- Ateroesclerosis (acumulación de placa en las arterias)
- Enfermedades renales, suprarrenales y de la tiroides
- Apnea del sueño
Igual de importante es el hecho de que existen diversos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de desarrollar hipertensión. Según la Clínica Mayo, estos factores de riesgo incluyen:
- Tener sobrepeso y ser obeso
- Historia familiar de hipertensión
- Edad, sexo y raza
- Estilo de vida sedentario
- Dietas altas en sodio y bajas en potasio
- Consumo de tabaco
- Consumo excesivo de alcohol
Aunque hay algunos factores que no puede cambiar, la mayoría están bajo su control. He aquí algunas de las mejores maneras de abordar estos factores de riesgo y conseguir que su presión arterial vuelva a estar en un rango saludable.
Una dieta bien equilibrada
Mejorar su dieta es uno de los métodos más sencillos, baratos y eficaces para reducir su presión arterial. Al reducir las grasas saturadas, los alimentos ricos en colesterol y el azúcar, reducirá el consumo de calorías y mejorará la proporción entre el LDL (colesterol malo) y el HDL (colesterol bueno). Al reducir el sodio y aumentar el potasio, también puede reducir la cantidad de agua que retiene su cuerpo, lo que a su vez reducirá su presión arterial. Asimismo, el consumo de frutas y verduras ricas en fibra ayudará a los riñones a excretar el exceso de sodio.
Ejercicio regular
El ejercicio regular se ha relacionado desde hace tiempo con una presión arterial saludable. Después de todo, un corazón fuerte puede bombear más sangre con menos esfuerzo, reduciendo la presión contra sus paredes arteriales. El ejercicio es especialmente eficaz para reducir la presión arterial sistólica, la cifra más alta de la lectura y con la que la gente tiene más problemas.
Perder peso
Además de sus efectos directos sobre la presión arterial, una dieta mejor y el ejercicio regular también le harán perder peso. El índice de masa corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal y la presión arterial están estrechamente relacionados y, en general, cuanto más delgado esté, menos riesgo tendrá de padecer hipertensión. Los pacientes prehipertensos suelen obtener grandes resultados con una pérdida de 6 kilos, a menudo con un descenso de entre 5 y 20 puntos de su presión arterial sistólica.
Reducir el estrés
Aunque los factores de estrés a corto plazo no son motivo de preocupación, el estrés crónico está estrechamente relacionado con la presión arterial alta. Esto puede deberse a que el estrés lleva a las personas a fumar, beber o comer mal, o a que produce hormonas que dañan el corazón y las arterias. En cualquiera de los casos, puedes hacer frente a los niveles indebidos de estrés simplificando tu agenda y dedicando tiempo a relajarte. Puede parecer que no hay suficientes horas en el día, pero tomar el control de su salud le hará, en última instancia, ser más productivo, no menos.
Abordar las deficiencias del sueño
El sueño deficiente también está fuertemente correlacionado con la presión arterial alta. Si tiene problemas para dormir bien, puede abordar el problema con una dieta, ejercicio y reducción de peso. Sin embargo, si sigue teniendo problemas, debería considerar la posibilidad de hacerse un estudio del sueño para determinar si tiene apnea obstructiva. Si es así, una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) podría ser su billete para un sueño reparador y una presión arterial más baja.
Una oportunidad para el cambio
La hipertensión es una afección grave, pero si toma decisiones más saludables en su estilo de vida, puede reducir su presión arterial y tomar el control de su salud. Al hacerlo, se sentirá mejor y reducirá el riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas. Si ha recibido recientemente un diagnóstico de prehipertensión, considérelo como una oportunidad de cambio positivo. ¿Le preocupa que pueda estar en riesgo? Busque un médico hoy mismo y programe una cita.