Si usted experimenta ansiedad y ataques de pánico, entonces probablemente está familiarizado con la respuesta de lucha o huida del cuerpo, una respuesta automática que es iniciada por el sistema nervioso simpático. Durante la respuesta de lucha o huida, nuestro cuerpo libera hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas del estrés nos dan una oleada de energía que nos permite luchar con más fuerza o huir más rápido del peligro: es un mecanismo de supervivencia. A veces ese peligro es concreto y evidente, como una mamá osa que se cruza en nuestro camino en una ruta de senderismo. Otras veces, el peligro es menos tangible y puede venir en forma de preocupaciones, como por ejemplo cómo vamos a pagar el alquiler a final de mes.
Pero ¿sabías que nuestro cuerpo tiene una respuesta opuesta? El sistema nervioso parasimpático es el responsable de calmar nuestro cuerpo. Por lo tanto, la respuesta de lucha o huida es muy útil si un oso nos persigue y todavía hay posibilidades de sobrevivir. Pero, ¿qué ocurre cuando el oso nos alcanza y empieza a picarnos la pierna? Bueno, esta maravillosa respuesta de relajación toma el control (otra forma de protección) y se liberan las hormonas del bienestar, también conocidas como endorfinas.
En realidad podemos aprovechar esta respuesta de relajación estimulando algo llamado nervio vago. El nervio vago, también conocido como «el vagabundo», es un nervio craneal que se ramifica en la mayor parte de nuestro cuerpo y es básicamente el encargado de mantener un montón de funciones diferentes bajo control, como la respiración, el ritmo cardíaco, la digestión, la inflamación, etc. Aquí hay algunas formas sencillas de estimular ese nervio vago y aprovechar la respuesta de relajación de tu cuerpo:
- Usa tus cuerdas vocales hablando, cantando o tarareando (aparentemente tararear es lo más efectivo)
- Respiración profunda del vientre
- Salpicar agua fría en la cara
- Tosar unas cuantas veces
- Toser
- Beber agua fría
- Mascar chicle
- Reír
Estos son sólo algunos trucos que me han ayudado a mí y a otros clientes en el pasado. No son de ninguna manera una «cura para todo», pero pueden ayudar a interrumpir el ciclo de ansiedad para que puedas ganar algo de altitud en el momento. A veces, esa altura es todo lo que necesitamos para que la ansiedad no se convierta en algo que nos consuma por completo, sino en una experiencia fugaz y temporal, como una ola que nos cubre.