Algunos medicamentos van demasiado lejos, embotando las emociones en todo el espectro. Un ajuste de la dosis o un cambio de medicación puede ayudar.
Imagen: Wavebreakmedia/Thinkstock
Cuando el médico prescribe un medicamento para la depresión, el objetivo es reducir los sentimientos dolorosos de tristeza o desesperanza. La mayoría de las personas que toman los antidepresivos más recetados -inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)- mejoran sustancialmente. Pero a veces, los ISRS van más allá de la mejora del estado de ánimo y hacen que la persona sienta muy pocas emociones. «Algunas personas sienten que han perdido la riqueza de la vida cotidiana», dice el doctor Michael Craig Miller, profesor adjunto de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard.
La serotonina y los ISRS
La serotonina es uno de los mensajeros químicos del cerebro. Funciona en los circuitos cerebrales que regulan el estado de ánimo y la ansiedad. Los ISRS -incluyendo la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil), la fluvoxamina (Luvox), el citalopram (Celexa) y el escitalopram (Lexapro)- ayudan a aumentar la disponibilidad de serotonina en el cerebro. Esto, a su vez, ayuda a esos circuitos cerebrales a amortiguar los estados de ánimo incómodos.
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