Intimidad
«Tenemos hijos, así que no hay mucha excitación», bromea Richard. «En realidad, mis excitaciones son mucho más pedestres estos días. El mero hecho de pasar un rato a solas me excita».
Richard y su mujer intentan tener una cita cada semana: cenar y ver una película y cogerse de la mano.
«Es la intimidad, y punto», dice Richard. «Abrazarnos se ha convertido en algo más valioso».
Menos los zapatos, John Horner, de 53 años, se encuentra excitado de forma muy parecida. Casado desde hace 25 años, este dibujante de Richmond, Virginia, sitúa la cercanía emocional y la intimidad muy por encima de lo sexual.
«Al principio, lo que me excitaba era lo físico, la ropa», dice Horner. «Ahora, el mero hecho de sentarme cerca de mi mujer mientras leemos me excita. Hay una profundidad emocional».
Los deseos de ninguno de los dos hombres son inusuales.
«Los hombres quieren más afecto a medida que envejecen», dice la terapeuta sexual Stephanie Buehler, PhD, con sede en Irvine, California. «Cuando son más jóvenes, pueden prescindir de eso y ponerse manos a la obra. Pero especialmente a los 40, 50 y 60 años, las cosas no suceden de forma tan automática. Necesitan más tiempo de calentamiento»
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