Una lesión por resbalón y caída, también conocida como tropiezo y caída, es una reclamación de responsabilidad de las instalaciones, un tipo de reclamación o caso de lesiones personales basado en que una persona resbala (o tropieza) en las instalaciones de otra y, como resultado, sufre una lesión. Se trata de un agravio. Una persona que se ha lesionado al caerse puede tener derecho a una compensación monetaria por la lesión por parte del propietario o la persona en posesión del local donde se produjo la lesión.
La responsabilidad por las lesiones por resbalón o tropiezo y caída puede surgir sobre la base de la propiedad del demandado del local donde se produjo la lesión, su control del local, o ambos. Por ejemplo, una tienda puede ser responsable de una lesión por resbalón y caída que se produzca dentro de sus instalaciones, aunque las alquile, porque tiene el control exclusivo del interior de la propiedad alquilada. El propietario del local (el arrendador de la tienda) puede tener una responsabilidad única o compartida por una lesión que se produzca fuera del local exclusivo de la tienda, como la lesión por una caída en la acera o en el aparcamiento de un centro comercial.
Los propietarios tienen dos defensas básicas ante las reclamaciones por resbalones y caídas:
- Falta de negligencia: El demandado puede argumentar que no fue negligente en la creación de la condición que causó una persona a tropezar o resbalar, o no fueron negligentes en la corrección de la condición antes de la lesión se produjo. Por ejemplo, el propietario de una tienda de comestibles puede alegar que el plátano con el que se resbaló un cliente había sido dejado caer al suelo hacía sólo unos momentos por otro cliente, y que, en el ejercicio de la debida diligencia, un propietario típico de una tienda que actuara con un cuidado razonable no habría tenido tiempo de descubrir el peligro y tomar medidas para mitigarlo.
- Falta de culpa: El demandado puede alegar que la persona lesionada fue responsable de su propia lesión. Por ejemplo, el propietario puede alegar que cualquier cliente razonable, ejerciendo la debida diligencia para su propia seguridad, vería un plátano en el suelo y tomaría las medidas necesarias para evitar resbalar en él.