Reproducción de las tortugas marinas

Hábitos reproductivos

El proceso de reproducción de las tortugas marinas es fascinante. Todo comienza cuando migran miles de kilómetros hasta los lugares de cría, para encontrar una pareja para el apareamiento. Una vez que el macho encuentra una hembra candidata, la corteja manteniendo el contacto físico con las aletas o mordiendo ligeramente el cuello y la cola. Si ella no acepta, entonces se sumerge e intenta huir, pero si acepta, el macho se sube a la parte posterior del caparazón de la compañera y la sujeta con sus garras delanteras para realizar el acto sexual. Esta acción se lleva a cabo bajo el agua muy cerca de la superficie, o en la superficie.

Muchas hembras tienen marcas de garras en sus aletas, y aunque se cree que esto es doloroso para ellas, es parte de su naturaleza.

Mantienen la diversidad genética en la población ya que los huevos son producto de varios padres.

Las hembras se aparean con varios machos y almacenan su esperma durante unos meses. Según los científicos, esto ayuda a mantener la diversidad genética de la población, ya que los huevos son el producto de varios progenitores.

Una hembra de tortuga verde poniendo sus huevos en un nido en la playa.

Cuando las madres están listas para poner los huevos, se dirigen a la playa. La característica más notable de la temporada de anidación es que regresan a la misma playa donde nacieron. En algunas especies, esto ocurre de forma masiva y se conoce como «arribadas», en las que cientos de hembras abandonan las aguas para desplazarse por la arena y seleccionar un lugar seguro para sus huevos. Una vez asentadas, comienzan a cavar un agujero con la ayuda de sus aletas traseras y depositan los huevos en el nido.

Las hembras no lloran al poner los huevos; sólo excretan el exceso de sal por los ojos.

Por último, cubren el nido con la misma arena y regresan al océano. Durante este proceso de desove, que suele ser por las noches, las hembras excretan el exceso de sal a través de unas glándulas en los ojos, lo que llevó a la idea errónea de que lloraban por el dolor mientras ponían los huevos, pero esto es totalmente falso. A diferencia de las hembras, los machos no vuelven a participar en el proceso de reproducción, y nunca tienen que abandonar su hábitat, por lo que toda su vida permanecen en el océano.

La mayoría de las especies de tortugas marinas anidan al menos dos veces durante la temporada de cría y el número de huevos de la puesta varía según la especie, oscilando entre cincuenta y más de trescientos. La distancia que recorren en la arena es muy agotadora, y es evidente la dificultad que esto representa para ellas porque sus características físicas son principalmente para el medio marino. Como sabemos, no tienen patas, sino aletas, algo que no es muy útil en tierra.

Las crías de tortugas marinas de la especie Leatherback están a punto de iniciar su viaje hacia el mar.

La composición de los huevos es muy diferente a lo que comúnmente conocemos. Su cáscara no es dura como la de las aves. En su lugar, la cubierta es flexible, lo que impide que se rompan al caer desde la cavidad de la hembra al nido. Durante el desove, salen dos o tres huevos al mismo tiempo cubiertos por un moco transparente y denso. La temperatura del nido definirá el sexo de las crías; si la temperatura es fría, es probable que nazcan machos, pero si el nido es cálido, serán hembras. La eclosión comienza aproximadamente 60 días después de la puesta.

Otro detalle chocante durante este proceso de reproducción es que una vez que las hembras han terminado de poner los huevos, no los miran ni tienen contacto con ellos nunca más. Probablemente podrían volver a encontrarse en la inmensidad del océano, pero si eso ocurre, no mostrarán signos de reconocerse.

Si la temperatura en el nido es alta, las crías serán hembras; si es baja, entonces serán machos.

Los conservacionistas que vigilan las playas de anidación de las tortugas marinas no permiten que la gente se acerque a las hembras que están poniendo huevos. Se piensa que cualquier perturbación podría alterar el proceso natural, aunque algunos investigadores aprovechan estos momentos para tomar medidas corporales, contar el número de huevos y observar comportamientos reproductivos considerados muy útiles para la ciencia y la conservación.

Después de todo el increíble esfuerzo que supone el proceso de reproducción, el verdadero drama de las tortugas marinas es el hecho de que sólo el 10% de las crías consiguen llegar a la etapa adulta debido a la alta tasa de mortalidad desde que están en el caparazón. Muchos de los huevos no pueden desarrollarse porque los depredadores se los comen, o matan a muchos otros a los pocos minutos de nacer.

Esta baja tasa de supervivencia además de que tardan décadas en alcanzar la madurez sexual las hace muy vulnerables.

Los científicos aún no disponen de datos precisos sobre la longevidad de las tortugas marinas, pero una vez que alcanzan la madurez sexual, se dice que tienen hasta 30 años de vida reproductiva; es decir, si el ejemplar alcanza la madurez a los 45 años, su esperanza de vida podría rondar los 75 años.

Peter L. Lutz, John A. Musick, Jeanette Wyneken. The Biology of Sea Turtles, Volume 2. CRC Press,2002.

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Timothy O’Keefe. Sea Turtles: The Watchers’ Guide. Derrydale Press, 1 de septiembre de 2001.

http://www.seeturtles.org/baby-turtles

https://seaworld.org/en/animal-info/animal-infobooks/sea-turtles/reproduction

https://seaworld.org/en/animal-info/animal-infobooks/sea-turtles/hatching-and-care-of-young

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