Definición: Las inversiones a largo plazo son activos no corrientes que no se utilizan en actividades de explotación para generar ingresos. En otras palabras, las inversiones a largo plazo son activos que se mantienen durante más de un año o periodo contable y que se utilizan para crear otros ingresos fuera de las operaciones normales de la empresa.
¿Qué significan las inversiones a largo plazo?
Los pagarés, las acciones y los bonos suelen considerarse inversiones a largo plazo si la dirección tiene previsto mantenerlos durante más de un año. Ninguno de estos activos se utiliza tradicionalmente en actividades de explotación. Por ejemplo, una empresa no suele comprar bonos como parte de sus operaciones, a menos que sea una empresa de inversión. Una compra de bonos se consideraría una inversión para un fabricante.
Las empresas también pueden invertir en activos que podrían utilizarse en las operaciones pero que se mantienen como una inversión.
Ejemplo
La tierra es un buen ejemplo de una inversión a largo plazo. La tierra, en sí misma, es un activo a largo plazo que suele utilizarse en las operaciones de una empresa, pero no tiene por qué serlo. Por ejemplo, un fabricante que quiere ampliar su fábrica puede comprar un terreno de 300 acres. Utiliza 100 acres para construir los edificios de la fábrica y los aparcamientos.
El fabricante se queda con los otros 200 del terreno y espera a venderlos a otra empresa que busque adquirir espacio en el parque industrial. Este terreno se considera una inversión y no se utiliza en las operaciones de la empresa. Por lo tanto, se clasifica como una inversión a largo plazo y no como un activo a largo plazo. Los 100 acres en los que se construyó la fábrica se clasifican como activo a largo plazo.
Tradicionalmente, un balance clasificado divide el total de activos no corrientes en inversiones a largo plazo, activos de planta o activos fijos y activos intangibles. De este modo, los inversores pueden ver cuánto invierte la empresa en sus operaciones en comparación con otras actividades.