Por qué voy a cambiar mi iPad por un Kindle

Hace tiempo que estoy frustrado con mi viejo iPad. Es un modelo de 3ª Generación, sólo WiFi – que creo que ya tiene cinco o seis años. Es lento para hacer casi todo. Claro que he intentado limpiarlo, borrar aplicaciones innecesarias y seguir todos los pasos en línea que he podido encontrar para acelerarlo. Pero sigue siendo lento. Si se carga el tráiler de una película de dos minutos, hay que esperar varios minutos para que se cargue en el búfer. ¿Ver un partido de béisbol en la aplicación de la MLB? Es ridículamente lento. La mayoría de las aplicaciones utilizan ahora una versión más reciente de iOS; este modelo dejó de actualizarse después de la versión 9.3.5. Algunas aplicaciones como Google Drive son simplemente incompatibles con él. Así que las opciones son escasas.

¿Es esto un intercambio equitativo?

Scott Kramer

De todos modos, empecé a buscar una nueva tableta. Mi teléfono Google Pixel 2XL tiene una vibrante pantalla de 6 pulgadas, y es casi como tener una tableta. Pero aun así, para tumbarme en la cama y ver una película, quería una pantalla un poco más grande. Y la pantalla de 9,7 pulgadas de mi iPad es francamente demasiado grande. También he pensado desde el primer día que la máquina era demasiado pesada para sostenerla en una mano mientras se ve una película. Es simplemente incómodo de sostener.

Definitivamente es hora de algo nuevo. Pero no otro iPad. Ya no estoy en lo más profundo del ecosistema de Apple como cuando compré el iPad. Y me he dado cuenta durante el tiempo que he tenido mi modelo actual que rara vez lo uso para trabajar, como pensaba que haría cuando lo compré. Lo uso sobre todo para ver películas y programas de televisión -y deportes en directo-, así como para leer libros y navegar por Internet. Así que empecé a reducir mis miras al pequeño y barato Kindle Fire 7 de Amazon, la edición de 2017. Conozco a varias personas a las que les gusta mucho el suyo. Y sí, me doy cuenta de que obtienes lo que pagas: Este modelo es conocido por la escasa duración de la batería, la resolución inferior de la pantalla y la limitada flexibilidad de las aplicaciones. Pero cubre lo básico: Ver vídeos y leer. Y por 35 dólares -Amazon lo tenía en oferta esta semana pasada- pensé que merecía la pena probarlo. Si me fallaba, Amazon tiene una política de devolución decente.

Llegó hace dos días. Al principio, me alarmó que mi teléfono tenía casi el mismo tamaño de pantalla. Pero después de usar ambos dispositivos durante dos días, puedo decir que la pantalla del Kindle es notablemente más grande sin ser demasiado grande. Y su resolución es más que adecuada. Es ligero como una pluma, así que es increíble. Y es mucho más rápido que el iPad 3 cuando se trata de cargar páginas web. Sí, el procesador de cuatro núcleos a 1,3 Ghz supera al de doble núcleo a 1,0 Ghz del iPad. Realicé varias pruebas paralelas de carga de páginas web que nunca había visitado, para no sesgar mi prueba a favor del iPad. El Kindle lo superó siempre. Al igual que en la descarga de aplicaciones. Y en la visualización de películas y otros vídeos. Y el Kindle no tiene búfer. No puedo culpar a la señal WiFi de mi casa todos estos años.

Además, Amazon te permite «tomar prestados» los números de las revistas actuales sin cargo, si eres cliente de Amazon Prime. Eso es un buen extra. Y viene con una suscripción gratuita de seis meses al Washington Post – propiedad de Jeff Bezos, el CEO de Amazon. Anoche, mientras estaba en la cama, vi un programa de televisión de una hora en el Kindle. Y al cabo de 45 minutos me di cuenta de que no me había dado cuenta de que lo había tenido en una mano todo el tiempo. Es así de ligero. Y la pantalla estaba bien. También empecé a leer un libro en él, lo que es una gran experiencia. Creo que va a ser un guardián.

En cuanto al viejo iPad 3, lo cambiaré en la Apple Store por una tarjeta regalo, para ayudar a financiar un nuevo Apple Watch para mi hija. Puede que me lo quede como cámara de seguridad de Presence. O puede que lo done a una escuela local. Pero realmente no quiero retrasar a los niños en su afán por aprender.

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