Discusión
La mordedura de la mucosa oral es un hábito oral que prevalece en 750 de cada millón de individuos, siendo las mujeres las más afectadas en comparación con los hombres. El estudio más amplio de 23.785 pacientes, que asistieron a una clínica de una escuela de odontología mexicana, encontró que las lesiones por mordedura de mejillas son el quinto hallazgo más común de la mucosa oral con una prevalencia de 21,7 casos por cada 1.000 pacientes. En la Tercera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES III), cuando se evaluaron 10.030 niños no institucionalizados de 2 a 17 años de edad, se encontró que la prevalencia puntual de mordedura de mejillas y labios era del 1,89%. El mordisqueo repetido da lugar a una zona traumatizada de forma crónica, que a veces está engrosada, cicatrizada y más pálida que la mucosa circundante o puede presentarse como superficies blancas deshilachadas o maceradas que pueden ser o no sensibles y a veces se presentan como edema, púrpura y erosiones. Un amplio espectro de afecciones orales, como las enfermedades genéticas de la mucosa, el nevus de esponja blanca, la estomatitis de contacto alérgica crónica y las lesiones por tabaco sin humo, etc., pueden imitar las lesiones por mordedura. Al formular un diagnóstico diferencial, es importante recordar que las áreas de la mucosa que se aproximan al plano de oclusión que presentan una alteración patológica como superficies irregulares con marcas blancas de epitelio descamado podrían deberse a una lesión traumática. Esta condición suele ser inocua y las lesiones no son precancerosas. Existe un amplio espectro de conductas habituales de mordedura y se han descrito numerosos métodos de tratamiento; la consideración más importante en el manejo de la conducta autolesiva es adaptar el tratamiento a la gravedad de la condición. Es necesario un enfoque individualizado para cada niño en el manejo de tales hábitos. El tratamiento más eficaz es el que aborda la causa de dicho comportamiento. En el caso I, en el que el hábito no se abordó inicialmente, se produjo la persistencia de la mordedura, lo que provocó la reaparición de la lesión incluso después de la escisión completa del crecimiento fibroso. Normalmente los pacientes que tienen un comportamiento autolesivo no son conscientes de su hábito y no ayudan al diagnóstico. Un aspecto importante de esta lesión en los niños es que puede ser la presentación inicial de algunos problemas médicos/psicológicos subyacentes graves. Se ha sugerido el asesoramiento, la biorretroalimentación, las técnicas de relajación y la hipnosis o el tratamiento psiquiátrico junto con el manejo dental de los efectos del hábito.
En la literatura se ha informado de una variedad de aparatos dentales para controlar la mordedura de la mucosa oral. Aunque un aparato dental no resuelve la causa de la mordedura de la mucosa oral, es un medio eficaz para controlar esta automutilación. Diferentes autores han propuesto el uso de varios tipos de protectores extraíbles diseñados específicamente con material de revestimiento blando de silicona que protegen la lengua; parachoques labiales soldados a bandas ortodónticas para evitar la mordedura de labios; protectores bucales blandos, cobertura oclusal/placa, pantalla oral de acrílico transparente que se extiende desde el vestíbulo maxilar hasta el vestíbulo mandibular, un aparato extraíble con dos protectores acrílicos laterales unidos por un alambre redondo de acero inoxidable para evitar lesiones en el vestíbulo bucal. A la hora de planificar la prótesis, es importante elegir el diseño que sea apropiado para el tipo y la gravedad de la lesión, la edad del paciente, su estado de salud general y su capacidad para cooperar con el plan de tratamiento. En los dos casos mencionados, se planificó una prótesis intraoral en forma de férula blanda utilizando una lámina de polivinilo en un dispositivo moldeado a presión. Teniendo en cuenta la edad del paciente y el hecho de que solía morderse la mejilla mientras estudiaba, se diseñó una férula blanda para que pudiera proporcionar una cobertura total y evitar el trauma. El paciente se sintió cómodo con el aparato, que fue bien aceptado. En el segundo caso, los padres y el niño eran conscientes del hábito, por lo que una simple férula para romper el hábito fue suficiente para curar la lesión existente y prevenir un mayor traumatismo rompiendo el círculo vicioso de morder el tejido blando. En el segundo caso, la presentación fue de una lesión edematosa blanda en el labio inferior después de un traumatismo, pero la lesión persistía debido al hábito crónico de morderse el labio, por lo que una férula blanda que actuaba como aparato para romper el hábito fue suficiente para iniciar la curación y la regresión de la lesión.