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El editorial del editor Jefferson sobre la vacunación y sus efectos adversos menciona nuestra investigación.1 Descubrimos que la inmunización a partir del nacimiento se asociaba a un menor riesgo de diabetes dependiente de la insulina, mientras que la inmunización a partir de los dos meses de edad se asociaba a un mayor riesgo de diabetes tanto en roedores como en humanos.2 Iniciamos una colaboración con el Dr. Jaakko Tuomilehto para estudiar el efecto de la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo b en la incidencia de la diabetes. Aproximadamente 116.000 niños finlandeses fueron asignados al azar para recibir cuatro dosis de la vacuna, a partir de los 3 meses de edad, o una dosis a los 24 meses de edad.3 Calculamos la incidencia de la diabetes dependiente de la insulina en ambos grupos hasta la edad de 10 años y en un grupo que no recibió la vacuna, una cohorte que incluía a los 128.500 niños nacidos en Finlandia en los 24 meses anteriores al inicio del estudio de la vacuna.

En mayo de 1998 se celebró una conferencia en Bethesda, Maryland, para discutir nuestros datos. En la conferencia afirmamos que los datos sobre la vacuna respaldan nuestros hallazgos publicados de que la inmunización que se inicia después de los 2 meses de edad se asocia con un mayor riesgo de diabetes. Nuestro análisis se ve respaldado por un aumento similar de la diabetes tras la inmunización con la vacuna contra el H. influenzae tipo b en los Estados Unidos4 y el Reino Unido.5 Además, el aumento del riesgo de diabetes en el grupo vacunado supera el menor riesgo esperado de complicaciones de la meningitis por H. influenzae.

La investigación sobre la inmunización se ha basado en la teoría de que los beneficios de la inmunización superan con creces los riesgos de los acontecimientos adversos retardados y, por tanto, no es necesario realizar estudios de seguridad a largo plazo. Al examinar la diabetes -sólo un posible acontecimiento adverso crónico- descubrimos que el aumento de la prevalencia de la diabetes puede compensar con creces la disminución prevista de las complicaciones a largo plazo de la meningitis por H. influenzae. Por lo tanto, la diabetes inducida por la vacuna no debería considerarse un evento adverso potencial raro. La incidencia de muchas otras enfermedades inmunológicas crónicas, como el asma, las alergias y los cánceres inmunomediados, ha aumentado rápidamente y también puede estar relacionada con la inmunización.

Creemos que el público debe estar plenamente informado de que las vacunas, aunque sean eficaces para prevenir infecciones, pueden tener efectos adversos a largo plazo. Un público educado probablemente exigirá cada vez más estudios de seguridad adecuados antes de la inmunización generalizada. Creemos que el resultado de esta decisión será el desarrollo de una tecnología de vacunas más segura.

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