Salir de la UCI
El objetivo de la UCI es apoyar a los pacientes hasta que se pueda tratar y resolver la causa de su enfermedad. Por ejemplo, si tiene una neumonía puede requerir intubación y ventilación mecánica para apoyar su respiración hasta que la infección pueda curarse mediante un tratamiento con antibióticos. Algunos pacientes tienen estancias muy breves en la UCI, de sólo uno o dos días. Suelen ser personas previamente sanas que se recuperan de una intervención quirúrgica programada o tienen una infección fácilmente tratable.
Las estancias más largas o complicadas en la UCI se producen por una serie de razones. Entre ellas, entrar en la UCI con una enfermedad crónica grave, como el cáncer, la demencia o una enfermedad cardíaca, pulmonar o hepática. Además, los pacientes pueden requerir estancias más largas en la UCI si han sufrido un traumatismo grave o una lesión cerebral. Algunas personas desarrollan problemas en los pulmones y otros órganos como consecuencia de potentes infecciones. En raras ocasiones, los pacientes pueden ponerse muy enfermos después de una intervención quirúrgica.
Es difícil predecir con exactitud cuándo un paciente puede estar lo suficientemente bien como para salir de cuidados intensivos. «¿Qué tiene que ocurrir para que pueda salir de la UCI?» es una buena pregunta que debe hacer a su equipo sanitario.
Transición a otras unidades
Los pacientes son trasladados fuera de la UCI sólo cuando el equipo asistencial considera que es seguro hacerlo. Los pacientes saldrán de la UCI cuando se hayan recuperado hasta el punto de no necesitar una vigilancia intensiva y cuando ya no necesiten ningún tratamiento que sólo pueda administrarse en una unidad de cuidados intensivos. Después de la UCI, los pacientes suelen permanecer al menos unos días más en el hospital antes de recibir el alta. La mayoría de los pacientes son trasladados a lo que se denomina una unidad de descenso, donde siguen siendo vigilados muy de cerca antes de ser trasladados a una planta normal del hospital y luego, con suerte, a casa.
Este puede ser un momento de ansiedad para los pacientes de la UCI y sus familias, que están acostumbrados a la atención constante que recibían en la unidad de cuidados intensivos. Las enfermeras y otros proveedores de la nueva unidad quieren escuchar estas preguntas y preocupaciones. Cuentan con que los pacientes les avisen inmediatamente si empiezan a sentirse peor.
Un gestor de casos trabajará estrechamente con un paciente y su equipo de atención para garantizar una transición segura desde el hospital al siguiente entorno adecuado, ya sea el hogar, un centro de rehabilitación de agudos o un centro de enfermería especializada. Algunas personas no necesitarán ningún servicio adicional y podrán simplemente hacer un seguimiento con sus médicos habituales en la consulta. Muchos pacientes, especialmente los que llevan mucho tiempo en la UCI, necesitarán ayuda especializada. El gestor del caso y el equipo del paciente, junto con los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales, determinarán qué es lo más adecuado para el paciente. Algunas personas son dadas de alta a un centro de rehabilitación de agudos o de enfermería especializada para recibir tratamientos adicionales y fisioterapia. Otras pueden recibir visitas de enfermeras y terapeutas en su domicilio. Usted participará en la elaboración del plan y sabrá cuál es antes de salir del hospital.