Pancreatitis

La pancreatitis es una inflamación del páncreas. El páncreas es una gran glándula situada detrás del estómago y cerca del duodeno. El duodeno es la parte superior del intestino delgado. El páncreas segrega enzimas digestivas hacia el intestino delgado a través de un tubo llamado conducto pancreático. Estas enzimas ayudan a digerir las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono de los alimentos. El páncreas también libera las hormonas insulina y glucagón en el torrente sanguíneo. Estas hormonas ayudan al cuerpo a utilizar la glucosa que toma de los alimentos para obtener energía.

Normalmente, las enzimas digestivas no se activan hasta que llegan al intestino delgado,

donde comienzan a digerir los alimentos. Pero si estas enzimas se activan en el interior del páncreas, comienzan a «digerir» el propio páncreas.

La pancreatitis aguda se produce de forma repentina, dura poco tiempo y suele resolverse. La pancreatitis crónica no se resuelve por sí sola y da lugar a una lenta destrucción del páncreas. Cualquiera de las dos formas puede causar complicaciones graves. En los casos graves, pueden producirse hemorragias, daños en los tejidos e infecciones. También pueden desarrollarse pseudoquistes, es decir, acumulaciones de líquido y restos de tejido. Y las enzimas y toxinas pueden entrar en el torrente sanguíneo, lesionando el corazón, los pulmones y los riñones, u otros órganos.

Pancreatitis aguda

Algunas personas tienen más de un ataque y se recuperan completamente después de cada uno, pero la pancreatitis aguda puede ser una enfermedad grave y potencialmente mortal con muchas complicaciones. En Estados Unidos se producen unos 80.000 casos al año; un 20% de ellos son graves. La pancreatitis aguda es más frecuente en los hombres que en las mujeres.

La pancreatitis aguda suele estar causada por cálculos biliares o por el consumo excesivo de alcohol, pero no son las únicas causas. Si se descartan el consumo de alcohol y los cálculos biliares, deben examinarse cuidadosamente otras posibles causas de pancreatitis para poder iniciar el tratamiento adecuado, si se dispone de él.
Síntomas

La pancreatitis aguda suele comenzar con un dolor en la parte superior del abdomen que puede durar unos días. El dolor puede ser intenso y convertirse en constante -sólo en el abdomen- o puede llegar a la espalda y a otras zonas. Puede ser repentino e intenso, o comenzar como un dolor leve que empeora al ingerir alimentos. Las personas con pancreatitis aguda suelen tener un aspecto y una sensación de malestar. Otros síntomas pueden ser:

  • abdomen hinchado y sensible
  • náuseas
  • vómitos
  • fiebre
  • pulso rápido

Los casos graves pueden causar deshidratación y presión arterial baja. El corazón, los pulmones o los riñones pueden fallar. Si se produce una hemorragia en el páncreas, se produce un shock y, a veces, incluso la muerte.
Diagnóstico

Además de preguntar por el historial médico de la persona y realizar un examen físico, el médico solicitará un análisis de sangre para diagnosticar la pancreatitis aguda. Durante los ataques agudos, la sangre contiene al menos tres veces más amilasa y lipasa de lo habitual. La amilasa y la lipasa son enzimas digestivas que se forman en el páncreas. También pueden producirse cambios en los niveles sanguíneos de glucosa, calcio, magnesio, sodio, potasio y bicarbonato. Una vez que el páncreas mejora, estos niveles suelen volver a la normalidad.

El médico también puede solicitar una ecografía abdominal para buscar cálculos biliares y una TC (tomografía computarizada) para buscar inflamación o destrucción del páncreas. La TC también es útil para localizar pseudoquistes.

Tratamiento

El tratamiento depende de la gravedad del ataque. Si no se producen complicaciones renales o pulmonares, la pancreatitis aguda suele mejorar por sí sola. El tratamiento, en general, está diseñado para apoyar las funciones corporales vitales y prevenir complicaciones. Será necesaria una estancia en el hospital para poder reponer los líquidos por vía intravenosa.

Si se producen pseudoquistes pancreáticos y se consideran lo suficientemente grandes como para interferir en la curación del páncreas, el médico puede drenarlos o extirparlos quirúrgicamente.

A veces una persona no puede dejar de vomitar y necesita que se le coloque una sonda en el estómago para eliminar el líquido y el aire. En los casos leves, la persona puede no comer durante 3 ó 4 días y, en su lugar, puede recibir líquidos y analgésicos a través de una vía intravenosa.

A menos que el conducto pancreático o el conducto biliar estén bloqueados por cálculos biliares, un ataque agudo suele durar sólo unos días. En los casos graves, una persona puede necesitar alimentación intravenosa durante 3 a 6 semanas mientras el páncreas se cura lentamente. Este proceso se denomina nutrición parenteral total. Sin embargo, en los casos leves de la enfermedad, la nutrición parenteral total no ofrece ningún beneficio.

Antes de abandonar el hospital, se aconsejará a la persona que no beba alcohol y que no haga comidas copiosas. Una vez que hayan desaparecido todos los signos de la pancreatitis aguda, el médico tratará de determinar la causa para prevenir futuros ataques. En algunas personas, la causa del ataque está clara, pero en otras se necesitan más pruebas.

Complicaciones

La pancreatitis aguda puede causar problemas respiratorios. Muchas personas desarrollan hipoxia, lo que significa que las células y los tejidos no reciben suficiente oxígeno. Los médicos tratan la hipoxia administrando oxígeno a través de una máscara facial. A pesar de recibir oxígeno, algunas personas siguen experimentando insuficiencia pulmonar y necesitan un respirador.

A veces una persona no puede dejar de vomitar y necesita que se le coloque una sonda en el estómago para eliminar el líquido y el aire. En los casos leves, la persona puede no comer durante 3 ó 4 días y, en su lugar, puede recibir líquidos y analgésicos por vía intravenosa.

Si se produce una infección, el médico puede recetar antibióticos. La cirugía puede ser necesaria para infecciones extensas. La cirugía también puede ser necesaria para encontrar el origen de la hemorragia, para descartar problemas que se parezcan a la pancreatitis o para extirpar el tejido pancreático gravemente dañado.

La pancreatitis aguda puede provocar a veces el fallo de los riñones. Si esto ocurre, será necesaria la diálisis para ayudar a los riñones a eliminar los desechos de la sangre.

Los cálculos y la pancreatitis

Los cálculos pueden causar pancreatitis y suelen requerir una extracción quirúrgica. Una ecografía o una tomografía computarizada pueden detectar los cálculos biliares y a veces pueden dar una idea de la gravedad de la pancreatitis. El momento en que se puede programar la cirugía de cálculos biliares depende de la gravedad de la pancreatitis. Si la pancreatitis es leve, la cirugía de cálculos biliares puede realizarse en una semana aproximadamente. Los casos más graves pueden hacer que la cirugía de cálculos biliares se retrase un mes o más.

Después de que se eliminen los cálculos biliares y desaparezca la inflamación, el páncreas suele volver a la normalidad.

Pancreatitis crónica

Si la lesión del páncreas continúa, puede desarrollarse una pancreatitis crónica. La pancreatitis crónica se produce cuando las enzimas digestivas atacan y destruyen el páncreas y los tejidos cercanos, causando cicatrices y dolor. La causa habitual de la pancreatitis crónica son muchos años de abuso de alcohol, pero la forma crónica también puede ser desencadenada por un solo ataque agudo, especialmente si los conductos pancreáticos están dañados. Los conductos dañados hacen que el páncreas se inflame, se destruya el tejido y se desarrolle tejido cicatricial.

Aunque es común, el alcoholismo no es la única causa de pancreatitis crónica. Las principales causas de la pancreatitis crónica son:

  • alcoholismo
  • obstrucción o estrechamiento del conducto pancreático debido a un traumatismo o a la formación de pseudoquistes
  • heredidad
  • causa desconocida (idiopática)

Los daños causados por el abuso del alcohol pueden no aparecer durante muchos años, y luego una persona puede sufrir un ataque repentino de pancreatitis. En hasta el 70 por ciento de los pacientes adultos, la pancreatitis crónica parece estar causada por el alcoholismo. Esta forma es más común en los hombres que en las mujeres y suele desarrollarse entre los 30 y los 40 años.

La pancreatitis hereditaria suele comenzar en la infancia, pero puede no diagnosticarse durante varios años. Una persona con pancreatitis hereditaria suele tener los síntomas típicos que aparecen y desaparecen con el tiempo. Los episodios duran de dos días a dos semanas.

Algunos casos de pancreatitis crónica son idiopáticos, lo que significa que se desconoce la causa.

Otras causas de pancreatitis crónica son las afecciones congénitas como el páncreas divisum, la fibrosis quística, los niveles elevados de calcio en la sangre (hipercalcemia), los niveles elevados de grasas en la sangre (hiperlipidemia o hipertrigliceridemia), algunos fármacos y ciertas afecciones autoinmunes.

Síntomas

La mayoría de las personas con pancreatitis crónica tienen dolor abdominal, aunque algunas no tienen ningún dolor. El dolor puede empeorar al comer o beber, extenderse a la espalda o volverse constante e incapacitante. En algunos casos, el dolor abdominal desaparece a medida que avanza la enfermedad, probablemente porque el páncreas ya no produce enzimas digestivas. Otros síntomas son las náuseas, los vómitos, la pérdida de peso y las heces grasas.

Las personas con enfermedad crónica suelen perder peso, incluso cuando su apetito y sus hábitos alimentarios son normales. La pérdida de peso se produce porque el organismo no segrega suficientes enzimas pancreáticas para descomponer los alimentos, por lo que los nutrientes no se absorben con normalidad. La mala digestión provoca la excreción de grasas, proteínas y azúcares en las heces. Si las células productoras de insulina del páncreas (células de los islotes) se han dañado, la diabetes también puede desarrollarse en esta fase.
Diagnóstico

El diagnóstico puede ser difícil, pero las nuevas técnicas pueden ayudar. Las pruebas de la función pancreática ayudan al médico a decidir si el páncreas sigue produciendo suficientes enzimas digestivas. Mediante el uso de imágenes ultrasónicas, la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) y las tomografías computarizadas, el médico puede ver los problemas que indican una pancreatitis crónica. Estos problemas incluyen la calcificación del páncreas, en la que el tejido se endurece por los depósitos de sales de calcio insolubles. En fases más avanzadas de la enfermedad, cuando se produce diabetes y malabsorción, el médico puede utilizar una serie de análisis de sangre, orina y heces para ayudar a diagnosticar la pancreatitis crónica y controlar su progresión.

Tratamiento

El alivio del dolor es el primer paso en el tratamiento de la pancreatitis crónica. El siguiente paso es planificar una dieta rica en carbohidratos y baja en grasas.

El médico puede recetar enzimas pancreáticas para tomar con las comidas si el páncreas no segrega suficientes por sí mismo. Las enzimas deben tomarse con cada comida para ayudar al organismo a digerir los alimentos y recuperar algo de peso. A veces se necesita insulina u otros fármacos para controlar la glucosa en sangre.

En algunos casos, es necesario operar para aliviar el dolor. La cirugía puede implicar el drenaje de un conducto pancreático agrandado o la extirpación de parte del páncreas.

Para que los ataques sean menos frecuentes y más leves, las personas con pancreatitis deben dejar de beber alcohol, seguir la dieta prescrita y tomar los medicamentos adecuados.

Puntos a recordar

  • La pancreatitis comienza cuando las enzimas digestivas se activan dentro del páncreas y comienzan a «digerirlo».
  • La pancreatitis tiene dos formas: aguda y crónica.
  • Las causas más comunes de la pancreatitis son los cálculos biliares o el abuso del alcohol.
  • A veces no se encuentra ninguna causa para la pancreatitis.
  • Los síntomas de la pancreatitis aguda incluyen dolor en el abdomen, náuseas, vómitos, fiebre y pulso rápido.
  • El tratamiento de la pancreatitis aguda puede incluir líquidos intravenosos, oxígeno, antibióticos o cirugía.
  • La pancreatitis aguda se convierte en crónica cuando se destruye el tejido pancreático y se producen cicatrices.

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