El Papa Francisco ha pedido a los fieles que añadan las dos oraciones siguientes a su rosario diario durante el mes de mayo
Primera Oración
O María,
Tú brillas continuamente en nuestro camino
como signo de salvación y esperanza.
Nos encomendamos a ti, Salud de los enfermos,
que, al pie de la cruz,
te uniste al sufrimiento de Jesús,
y perseveraste en tu fe.
«Protectora del pueblo romano»,
conoces nuestras necesidades,
y sabemos que proveerás,
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de este tiempo de prueba.
Ayúdanos, Madre del Amor Divino,
a conformarnos con la voluntad del Padre
y a hacer lo que Jesús nos diga.
Porque tomó sobre sí nuestros sufrimientos,
y se cargó con nuestras penas
para llevarnos, a través de la cruz,
al gozo de la Resurrección.
Amén.
Volamos a tu protección,
O Santa Madre de Dios;
No desprecies nuestras peticiones
en nuestras necesidades,
sino líbranos siempre
de todo peligro,
O Gloriosa y Bendita Virgen.
Segunda oración
«Volamos a tu protección, oh Santa Madre de Dios».
En la trágica situación actual, en la que el mundo entero es presa del sufrimiento y de la angustia, volamos hacia ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.
Virgen María, vuelve tus ojos misericordiosos hacia nosotros en medio de esta pandemia de coronavirus. Consuela a los que están angustiados y lloran a sus seres queridos que han muerto, y a veces son enterrados de una manera que les apena profundamente. Acércate a quienes están preocupados por sus seres queridos enfermos y que, para evitar la propagación de la enfermedad, no pueden estar cerca de ellos. Llena de esperanza a los que están preocupados por la incertidumbre del futuro y las consecuencias para la economía y el empleo.
Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros a Dios, Padre de las misericordias, para que termine este gran sufrimiento y amanezca de nuevo la esperanza y la paz. Suplica a tu divino Hijo, como hiciste en Caná, para que las familias de los enfermos y de las víctimas sean consoladas y sus corazones se abran a la confianza.
Protege a los médicos, enfermeros, personal sanitario y voluntarios que están en primera línea de esta emergencia, y que están arriesgando sus vidas para salvar a otros. Apoya su esfuerzo heroico y concédeles fuerza, generosidad y salud continua.
Está cerca de los que asisten a los enfermos noche y día, y de los sacerdotes que, en su preocupación pastoral y fidelidad al Evangelio, tratan de ayudar y apoyar a todos.
Virgen bendita, ilumina las mentes de los hombres y mujeres que se dedican a la investigación científica, para que encuentren soluciones eficaces para superar este virus.
Apoya a los dirigentes nacionales, para que con sabiduría, solicitud y generosidad acudan en ayuda de los que carecen de las necesidades básicas de la vida e ideen soluciones sociales y económicas inspiradas en la clarividencia y la solidaridad.
María Santísima, remueve nuestras conciencias, para que los enormes fondos que se invierten en el desarrollo y el almacenamiento de armas se destinen, en cambio, a promover una investigación eficaz sobre cómo evitar que se produzcan tragedias similares en el futuro.
Madre amada, ayúdanos a tomar conciencia de que todos somos miembros de una gran familia y a reconocer el vínculo que nos une, para que, con espíritu de fraternidad y solidaridad, podamos contribuir a aliviar innumerables situaciones de pobreza y necesidad. Haznos fuertes en la fe, perseverantes en el servicio, constantes en la oración.
María, Consolación de los afligidos, abraza a todos tus hijos en dificultad y ruega que Dios extienda su mano omnipotente y nos libere de esta terrible pandemia, para que la vida pueda reanudar serenamente su curso normal.
A ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza, nos encomendamos, oh Clemente, oh Amorosa, oh Dulce Virgen María. Amén.
Litania de súplica
Te adoramos, Señor
Verdadero Dios y verdadero hombre, verdaderamente presente en este santo Sacramento.
Te adoramos, Señor
Nuestro Salvador, Dios con nosotros, fiel y rico en misericordia
Te adoramos, Señor
Rey y Señor de la creación y de la historia
Te adoramos, Señor
Conquistador del pecado y de la muerte
Te adoramos, Señor
Amigo de los hombres, el Resucitado, el Viviente que se sienta a la derecha del Padre.
Te adoramos, oh Señor
Creemos en ti, oh Señor
Hijo unigénito del Padre, bajado del cielo para nuestra salvación
Creemos en ti, oh Señor
Médico celestial, que te inclinas sobre nuestra miseria
Creemos en ti, oh Señor
Cordero inmolado, que te ofreces para rescatarnos del mal
, Oh Señor
Buen Pastor, que das tu vida por el rebaño que amas
Creemos en ti, oh Señor
Pan vivo y medicina para la inmortalidad, que nos das la vida eterna
Creemos en ti, oh Señor
Libranos, oh Señor
Del poder de Satanás y de las seducciones del mundo
Libranos, Oh Señor
Del orgullo y la presunción de poder hacer cualquier cosa sin ti
Líbranos, oh Señor
De los engaños del miedo y la ansiedad
Líbranos, oh Señor
De la incredulidad y la desesperación
Líbranos, Oh Señor
De la dureza del corazón y de la incapacidad de amar
Líbranos, oh Señor
Sálvanos, oh Señor
De todo mal que aflige a la humanidad
Sálvanos, Oh Señor
Del hambre, de la carestía y del egoísmo
Sálvanos, oh Señor
De las enfermedades, de las epidemias y del miedo a nuestros hermanos
Sálvanos, oh Señor
De la locura devastadora, de los intereses despiadados y de la violencia
Sálvanos, oh Señor
De ser engañados, de la falsa información y de la manipulación de las conciencias
Sálvanos, Oh Señor
Consuélanos, oh Señor
Protege a tu Iglesia que atraviesa el desierto
Consuélanos, oh Señor
Protege a la humanidad aterrorizada por el miedo y la angustia
Consuélanos, oh Señor
Protege a los enfermos y a los moribundos, oprimidos por la soledad
Consúltanos, oh Señor
Protege a los médicos y a los sanitarios agotados por las dificultades a las que se enfrentan
, Oh Señor
Protege a los políticos y a los responsables que soportan el peso de tener que tomar decisiones
Confórtanos, oh Señor
Danos tu Espíritu, oh Señor
En la hora de la prueba y de la confusión
Danos tu Espíritu, oh Señor
En la tentación y en nuestra fragilidad
Danos tu Espíritu, Oh Señor
En la lucha contra el mal y el pecado
Danos tu Espíritu, oh Señor
En la búsqueda del verdadero bien y de la verdadera alegría
Danos tu Espíritu, oh Señor
En la decisión de permanecer en ti y en tu amistad
Danos tu Espíritu, oh Señor
Abre la esperanza, oh Señor
Si el pecado nos oprime
Abre la esperanza, Oh Señor
Si el odio nos cierra el corazón
Abrenos la esperanza, Oh Señor
Si el dolor nos visita
Abrenos la esperanza, Oh Señor
Si la indiferencia nos angustia
Abrenos la esperanza, Oh Señor
Si la muerte nos abruma
Abrenos la esperanza, oh Señor
Esta hermosa oración fue utilizada en un servicio presidido por el Papa Francisco durante la epidemia de COVID-19 y está disponible en:
La siguiente Oración fue rezada por el Papa Francisco en la Solemnidad de San José
Oración a San José
Protege, oh Santo Guardián, a esta nuestra nación.
Ilumina a los responsables del bien común, para que sepan -como tú- cuidar de los que están confiados a su responsabilidad.
Concede la inteligencia del conocimiento a quienes buscan los medios adecuados para la salud y el bienestar físico de sus hermanos.
Sustenta a quienes se gastan por los necesitados, aun a costa de su propia seguridad: voluntarios, enfermeras, médicos que están en primera línea en la curación de los enfermos.
Bendice, oh San José, a la Iglesia: empezando por sus ministros, hazla signo e instrumento de tu luz y de tu bondad.
Acompaña, oh San José, a nuestras familias: con tu silencio orante, crea armonía entre los padres y sus hijos, de manera especial con los más pequeños.
Preserva a los ancianos de la soledad: haz que nadie se quede desesperado por el abandono y el desánimo.
Conforta a los más débiles, anima a los que flaquean, intercede por los pobres.
Con la Virgen Madre, ruega al Señor que libere al mundo de toda forma de pandemia.
Amén.
vaticannews.va