¡Me siento fuera de control!

Ya sea que no puedas dejar de arremeter contra la gente, no puedas dejar de beber o no puedas dejar de tener pensamientos estúpidos, sentirte fuera de control puede ser frustrante. A veces da miedo y a veces es emocionante… hasta que nos levantamos al día siguiente y nos damos cuenta de lo que hemos hecho.

Es normal sentirse fuera de control de vez en cuando. Todos cometemos errores y hacemos cosas de las que nos arrepentimos. Pero si te encuentras perdiendo el control todo el tiempo, probablemente esté pasando algo más.

Entender por qué hacemos las cosas que hacemos

Tenemos muchas motivaciones diferentes -algunas lógicas, otras más emocionales. A veces estas motivaciones se contradicen entre sí. Tal vez tu cerebro emocional quiera abofetear a alguien, pero tu cerebro lógico no quiere ser arrestado.

Las decisiones lógicas requieren más energía cerebral que las emocionales. Cuanto más distraídos estemos, más difícil será pensar con lógica. He aquí algunas cosas que pueden dificultar el control de tus comportamientos:

  • Emociones intensas. Algunos de los mayores culpables son la ira, el miedo, el estrés y la pena. A veces ni siquiera somos conscientes de estas emociones, pero siguen afectando a nuestro comportamiento. Hablar con alguien sobre tus sentimientos y escribir en un diario son formas estupendas de ordenar lo que sientes y por qué.
  • Inquietud. Si no estás satisfecho con tu vida, puedes empezar a tomar decisiones precipitadas, sólo porque te sientes atascado. Podría ser tan simple como estar aburrido. O tal vez hay algo que quieres de tu vida que simplemente no estás consiguiendo. En lugar de actuar al azar, trata de identificar lo que te falta y piensa en cómo puedes cambiarlo.
  • Tu nivel de energía. Si estás agotado física o mentalmente, te quedará menos energía para tomar buenas decisiones. A veces basta con una siesta o un tentempié para tener un mejor estado de ánimo.
  • La gente que te rodea. La presión de los compañeros puede ser un tópico, pero es algo real. Si te juntas con gente que bebe mucho, será más difícil resistirse a esa copa de vino extra. Intenta rodearte de gente a la que admires, que actúe como a ti te gustaría actuar.
  • Practica. Es difícil romper un hábito, pero se hace más fácil con la práctica. Con el tiempo, podrás sustituir los malos hábitos por los buenos, y la toma de decisiones más acertada empezará a ser natural.
  • Drogas o alcohol. Las drogas y el alcohol reducen tus inhibiciones. Te hacen menos consciente de tu entorno y de lo que es socialmente apropiado. También hacen más difícil recordar tus objetivos a largo plazo y mantener tus comportamientos alineados con ellos.
  • Salud mental. Ciertas condiciones de salud mental tienen un efecto especialmente fuerte en el comportamiento. Si tiene TDAH, trastorno bipolar o psicosis, podría necesitar un tratamiento más especializado para ayudarle a controlar su comportamiento.

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