Los masajes perineales suelen ir de la mano cuando se habla de mujeres embarazadas que se preparan para el parto. El tipo de masaje perineal al que me refiero es una de mis técnicas sexuales favoritas que uso con mi marido. Es una técnica muy sencilla y la recompensa es enorme. Recuerdo la primera vez que se lo hice a mi marido. Él pensó que yo era una especie de hacedora de milagros.
Primero voy a explicar dónde se encuentra el perineo. Es una pequeña y suave porción de piel que comienza justo debajo de los testículos y termina en el ano. A algunas personas les gusta referirse a él como su «mancha» porque «no son sus bolas y no es su ano». Aplicar presión en esta zona estimulará indirectamente su próstata. Intenta aplicar una ligera presión en esta zona la próxima vez que le des estimulación oral o manual, pero ten cuidado de no clavarle las uñas. Incluso puedes utilizar el nudillo en lugar del dedo para descartar cualquier rasguño accidental. Puedes aumentar la presión en función de lo que te comunique tu marido. Una vez que el dedo o el nudillo esté en posición, muévelo hacia adelante y hacia atrás desde el escroto hasta el ano. A medida que vayas avanzando y retrocediendo, aplica presión. Una vez que lo tengas dominado, puedes incorporarlo a tus sesiones de sexo. Sin embargo, te advierto que de vez en cuando me gustaría que mis brazos fueran un poco más largos. Mi marido suele saber qué es lo que busco y se mueve para que yo pueda alcanzar su punto dulce. Es así de atento 😉