Determinar los peores alimentos que puedes comer no es una tarea sencilla. Para identificar qué alimentos son los peores de los peores, hay que establecer algunos parámetros, un método para la locura, si se quiere. Aunque la investigación nutricional siempre es vulnerable a cierto grado de subjetividad, sigue habiendo consenso entre la comunidad científica sobre un puñado de conexiones entre los alimentos que comemos y su efecto en nuestra salud. Estos pilares de acuerdo académico servirán como base de esta lista.
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Los azúcares, las calorías, las grasas saturadas, las grasas trans, los carbohidratos refinados y los alimentos muy procesados han sido citados por dietistas, médicos y científicos como fuentes potenciales de los principales problemas de salud pública. Estas conclusiones han sido cuestionadas, por lo que no hay nada absolutamente seguro cuando se trata de recomendaciones nutricionales. Sin embargo, se ha descubierto que las carnes procesadas, por ejemplo, contienen carcinógenos conocidos cuando se cocinan a altas temperaturas. En algunos casos, la ciencia revela algún peligro para ciertos alimentos.
La industria alimentaria ha desarrollado métodos para enmascarar o disfrazar el verdadero valor nutricional de los alimentos. Una empresa puede intentar manipular el tamaño de las porciones, cambiar los aceites y las grasas e incorporar edulcorantes sin calorías, todo ello para engañar al cliente y que compre su comida en lugar de una opción potencialmente más nutritiva. Por ejemplo, una bolsa de 8 onzas de bocadillos de queso contiene técnicamente ocho raciones, pero la industria alimentaria se aprovecha de un efecto conocido como «densidad calórica evanescente», en el que los alimentos que se deshacen rápidamente en la boca no son reconocidos como calorías por el cerebro. Si el cerebro no reconoce que el cuerpo está consumiendo calorías, no le indicará que deje de comer.
Otro secreto de la industria alimentaria es el «punto de felicidad», un término utilizado por los científicos de la alimentación para describir la proporción perfecta de salado, dulce y grasa que hace que los consumidores sigan comiendo bocado tras bocado. Un ejemplo perfecto es esa patata frita perfectamente crujiente y salada, sumergida en la cantidad justa de ketchup dulce y picante. Y antes de que te des cuenta, las patatas fritas se han acabado. Por lo tanto, la lista de los 25 peores alimentos no se basa únicamente en su contenido nutricional, sino que también incorpora nuestra susceptibilidad a comer en exceso.
Sin embargo, comer estos alimentos no te matará realmente. Y si comes de forma intuitiva y sin miedo a ciertos alimentos o grupos de alimentos, es probable que al final estés más sano. Recortar alimentos o temer a los alimentos grasos, calóricos o a otros supuestamente «poco saludables» conduce a una mentalidad de privación que envía a tu cerebro a un frenesí de antojos. Pero si hay que elegir, estos son los alimentos que deberías tener en cuenta para evitarlos.
Michael Serrur ha colaborado en este artículo.