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Significado clínico

En lo que respecta a la práctica clínica, el aumento de las cifras del IMC se correlaciona con un mayor número de pacientes con sobrepeso. Esta determinación del sobrepeso es (IMC mayor o igual a 25 kg/m2) o tener obesidad abdominal (perímetro de cintura mayor o igual a 35 en mujeres o mayor o igual a 40 en hombres) tienen un mayor estado de riesgo general de comorbilidades relacionadas con la obesidad y una mayor morbilidad y mortalidad. La evaluación incluye la determinación del grado de sobrepeso mediante el cálculo del IMC y la presencia de obesidad abdominal (perímetro de la cintura), factores de riesgo cardiovascular, apnea del sueño, enfermedad hepática grasa no alcohólica, artrosis sintomática y otras comorbilidades relacionadas con la obesidad. La coexistencia de varias enfermedades, como la arteriopatía coronaria establecida, la enfermedad aterosclerótica periférica, la diabetes mellitus de tipo 2 y la apnea del sueño, sitúa a los pacientes obesos en una categoría de muy alto riesgo de sufrir problemas de salud posteriores y de aumentar la mortalidad. Además, los pacientes con cifras elevadas de IMC corren un mayor riesgo de padecer el síndrome metabólico. Representa una constelación de anormalidades metabólicas que coocurren en un individuo, lo que conferirá un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y diabetes mellitus tipo II (DMT2).

Para ser diagnosticado con síndrome metabólico, un individuo debe cumplir tres o más de los siguientes criterios: 1. Obesidad central: Circunferencia de la cintura mayor o igual a 102 cm (40,16 pulgadas) en hombres y mayor a 88 cm (34,65 pulgadas) en mujeres. 2. Hipertrigliceridemia: niveles de triglicéridos mayores o iguales a 150 mg/dL o tratamiento farmacológico para los triglicéridos elevados. 3. Colesterol HDL bajo: nivel en sangre inferior a 40 mg/dL en hombres y a 50 mg/dL en mujeres o tratamiento farmacológico para el colesterol HDL bajo. 4. 4. Hipertensión: presión arterial mayor o igual a 130 mmHg sistólica o mayor o igual a 85 mmHg diastólica (mayor o igual a 130/85); o tratamiento farmacológico para la presión arterial elevada. Glucosa en ayunas: Nivel de glucosa plasmática en ayunas (FPG) mayor o igual a 100 mg/dL; o diagnóstico previo de DMT2 o tratamiento farmacológico para niveles elevados de glucosa en sangre.

El clínico debe evaluar la etiología del aumento de peso y su riesgo asociado para la salud. Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de la obesidad e incluyen, pero no se limitan a:

  • Causas iatrogénicas por medicamentos recetados que provocan aumento de peso
  • Obesidad inducida por la dieta, trastornos hipotalámicos
  • Hipotiroidismo
  • Trastorno afectivo estacional
  • Síndrome de Cushing
  • Síndrome de ovario poliquístico
  • Hipogonadismo
  • Deficiencia de la hormona del crecimiento
  • Pseudohipoparatiroidismo
  • Estilo de vida sedentario
  • .

  • Trastornos inducidos genéticamente
  • Factores sociales y de comportamiento

    • Estado socioeconómico
    • Etnicidad
    • Factores psicológicos factores
    • Comedores restringidos
    • Síndrome de alimentación nocturna
    • Trastornos por atracón

Sin embargo, la mayoría de los casos de obesidad están simplemente relacionados con comportamientos modificables, como un estilo de vida sedentario y una mayor ingesta de calorías. Las causas secundarias de la obesidad son infrecuentes; deben ser consideradas y descartadas por los médicos. Los medicamentos recetados pueden ser una causa común de aumento de peso, en particular los glucocorticoides, los antipsicóticos, la insulina y las sulfonilureas.

La evaluación del paciente con sobrepeso/obesidad debe incluir una anamnesis detallada, una exploración física, la medición de la presión arterial, la glucosa en ayunas o la hemoglobina glicosilada (A1C) o el nivel de triglicéridos en suero, la hormona estimulante de la tiroides (TSH), las enzimas hepáticas, el panel de lípidos en ayunas y una investigación de la presencia de apnea del sueño. Para investigar la etiología y planificar futuras estrategias de gestión, la historia clínica debe incluir: la edad de inicio del aumento de peso, los acontecimientos vitales asociados al aumento de peso, los intentos/esfuerzos previos de pérdida de peso, cualquier cambio en los patrones dietéticos, la historia del ejercicio y el estado funcional, cualquier medicación actual y la historia del consumo actual de tabaco. Los clínicos deben tener en cuenta que, debido a acontecimientos fisiológicos y a la composición genética, las mujeres tienen un mayor porcentaje de grasa corporal que los hombres a partir de la pubertad. Las mujeres también tienden a ganar más grasa durante la vida adulta que los hombres. Además, las mujeres pueden experimentar un aumento persistente del peso corporal y de la distribución de la grasa después del embarazo o ganar peso debido a la menopausia. Los hallazgos de un examen físico que podrían apuntar a una causa secundaria de obesidad incluyen, entre otros, los siguientes: bocio en el cuello, debilidad muscular proximal, facies lunar, joroba de búfalo y/o estrías púrpura (síndrome de Cushing), y acné y/o hirsutismo en mujeres adultas (síndrome de ovario poliquístico). Pueden ser necesarias pruebas adicionales dependiendo de los hallazgos del clínico en la historia, la exploración física y los análisis de sangre iniciales.

La evaluación y el tratamiento del paciente con sobrepeso u obesidad y las comorbilidades relacionadas es una parte importante del entorno clínico de la salud en los Estados Unidos de América. Además, la relación demostrada entre el IMC y el aumento del riesgo para la salud permite la identificación de las categorías de IMC que pueden utilizarse para ayudar a guiar la selección de la terapia de pérdida de peso para el paciente en el futuro.

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