El miércoles, el comisario de la FDA, Scott Gottlieb, pareció dar cierta credibilidad a la predicción del profesor Cohen. En una entrevista con BioCentury, criticó a la comunidad científica por no haber detenido al Dr. He y advirtió de «posibles regulaciones y leyes que podrían ser mucho más restrictivas de lo que serían si hubiera más confianza en que la comunidad fuera capaz de autoimponerse normas adecuadas.»
Eso sería una pena. Puede haber ocasiones en las que la edición de embriones humanos tenga sentido desde el punto de vista médico. El año pasado, la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Nacional de Medicina publicaron unas directrices detalladas sobre qué tipo de casos podrían ser aptos. Aunque no señalaron ninguna enfermedad en particular, argumentaron que sólo debería considerarse cuando ningún otro tratamiento pudiera permitir a los padres tener un hijo sano.
Afortunadamente, la historia nos ofrece un camino diferente. Sólo tenemos que mirar lo que ocurrió con la terapia de sustitución mitocondrial en Gran Bretaña.
Cuando los científicos británicos plantearon la idea de utilizar el procedimiento en óvulos humanos, el país llevó a cabo una conversación seria y abierta sobre los pros y los contras. El departamento de salud llevó a cabo una larga investigación. El Parlamento celebró un debate público. Y en 2015 aprobó una ley por la que se aprobaba el procedimiento.
El gobierno británico no estaba creando un salvaje oeste médico, en el que los médicos fueran libres de utilizar el procedimiento cuando quisieran. Las clínicas tenían que obtener una licencia de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología de Gran Bretaña, que supervisaría los procedimientos y haría un seguimiento de los niños a lo largo de su vida para comprobar si hay efectos secundarios inesperados.
Este mes de febrero, la autoridad anunció que aprobaba por primera vez el uso de la terapia de reemplazo mitocondrial en dos mujeres en una clínica de fertilidad de Newcastle. El jueves, un representante de la autoridad declinó decir si ya habían nacido niños como resultado.
Es natural que el mundo centre su atención en los dos bebés nacidos en China. Pero estos bebés de Gran Bretaña también merecen nuestra atención. Podemos elegir cuáles representan el futuro.
Carl Zimmer escribe la columna Matter para The New York Times y es autor de «She Has Her Mother’s Laugh: The Powers, Perversions, and Potential of Heredity»
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