Se utiliza un punzón dérmico o una aguja para quitar o separar un pequeño trozo de carne, y luego el perforador coloca un ancla dérmica con fórceps en el espacio resultante. El ancla sirve de base y se va afianzando con el tiempo (mediante TatRing). A continuación, se enhebra la joya en el ancla.
El tiempo de curación de un dérmico es de entre uno y tres meses -sin embargo, puede llevar más tiempo dependiendo de dónde esté situado.
La desventaja de este tipo de piercing es que son muy propensos a la migración y el rechazo debido al hecho de que no se colocan profundamente en su tejido, lo que significa que si comienza a migrar, el piercing tendrá que ser eventualmente eliminado si no sale por sí mismo.
Para evitar que el ancla dérmica migre, tienes que proteger tu piercing más de lo habitual. No dejes que se enganche, que quede expuesto al sudor o que te tiren durante el proceso de curación. Otra forma de evitar el rechazo es encontrar una zona del cuerpo que tenga más piel. Las zonas del esternón, la cara, la nuca o la garganta tienen más probabilidades de ser rechazadas. No obstante, el piercing puede ser rechazado debido a la capacidad natural del cuerpo de expulsar objetos extraños (vía Painful Pleasures).