Desarrollo cognitivo
Debido a que pasamos tantos años en la edad adulta (más que en cualquier otra etapa), los cambios cognitivos son numerosos. De hecho, las investigaciones sugieren que el desarrollo cognitivo del adulto es un proceso complejo y siempre cambiante que puede ser incluso más activo que el desarrollo cognitivo en la infancia y la niñez temprana (Fischer, Yan, & Stewart, 2003).
Los investigadores han identificado áreas de pérdidas y ganancias en la cognición en la edad avanzada. La capacidad cognitiva y la inteligencia suelen medirse mediante pruebas estandarizadas y medidas validadas. El enfoque psicométrico ha identificado dos categorías de inteligencia que muestran diferentes tasas de cambio a lo largo de la vida (Schaie & Willis, 1996). La inteligencia fluida se refiere a las capacidades de procesamiento de la información, como el razonamiento lógico, el recuerdo de listas, la capacidad espacial y el tiempo de reacción. La inteligencia cristalizada engloba las capacidades que se basan en la experiencia y el conocimiento. Las medidas de la inteligencia cristalizada incluyen pruebas de vocabulario, resolución de problemas numéricos y comprensión de textos.
Con la edad, se observan descensos sistemáticos en las tareas cognitivas que requieren un procesamiento autoiniciado y esforzado, sin la ayuda de pistas de apoyo en la memoria (Park, 2000). Los adultos mayores tienden a tener un peor rendimiento que los adultos jóvenes en tareas de memoria que implican el recuerdo de información, en las que los individuos deben recuperar información que aprendieron previamente sin la ayuda de una lista de posibles opciones. Por ejemplo, los adultos mayores pueden tener más dificultades para recordar hechos como nombres o detalles contextuales sobre dónde o cuándo ocurrió algo (Craik, 2000). ¿Qué puede explicar estos déficits a medida que envejecemos? A medida que envejecemos, la memoria de trabajo, o nuestra capacidad para almacenar y utilizar información simultáneamente, se vuelve menos eficiente (Craik & Bialystok, 2006). La capacidad de procesar información rápidamente también disminuye con la edad. Esta ralentización de la velocidad de procesamiento puede explicar las diferencias de edad en muchas tareas cognitivas diferentes (Salthouse, 2004). Algunos investigadores han argumentado que el funcionamiento inhibitorio, o la capacidad de centrarse en cierta información mientras se suprime la atención a la información menos pertinente, disminuye con la edad y puede explicar las diferencias de edad en el rendimiento de las tareas cognitivas (Hasher & Zacks, 1988). Por último, está bien establecido que nuestra audición y visión disminuyen a medida que envejecemos. La investigación longitudinal ha propuesto que los déficits en el funcionamiento sensorial explican las diferencias de edad en una variedad de capacidades cognitivas (Baltes & Lindenberger, 1997).
Se observan menos diferencias de edad cuando se dispone de pistas de memoria, como en las tareas de memoria de reconocimiento, o cuando los individuos pueden recurrir a los conocimientos adquiridos o a la experiencia. Por ejemplo, los adultos mayores suelen rendir tan bien, si no mejor, que los adultos jóvenes en las pruebas de conocimiento de palabras o vocabulario. Con la edad suele llegar la pericia, y las investigaciones han señalado áreas en las que los expertos que envejecen rinden tan bien o mejor que los individuos más jóvenes. Por ejemplo, se ha comprobado que los mecanógrafos de más edad compensan la disminución de la velocidad relacionada con la edad mirando más lejos el texto impreso (Salthouse, 1984). En comparación con los jugadores más jóvenes, los expertos en ajedrez de más edad son capaces de concentrarse en un conjunto más reducido de posibles jugadas, lo que les lleva a una mayor eficiencia cognitiva (Charness, 1981). El conocimiento acumulado de las tareas cotidianas, como los precios de los comestibles, puede ayudar a los adultos mayores a tomar mejores decisiones que los adultos jóvenes (Tentori, Osheron, Hasher, & May, 2001).
¿Cómo afectan los cambios o el mantenimiento de la capacidad cognitiva a la vida cotidiana de los adultos mayores? Los investigadores han estudiado la cognición en el contexto de diferentes actividades cotidianas. Un ejemplo es la conducción. Aunque los adultos mayores suelen tener más años de experiencia en la conducción, los descensos cognitivos relacionados con el tiempo de reacción o los procesos atencionales pueden suponer limitaciones en determinadas circunstancias (Park & Gutchess, 2000). Las investigaciones sobre la resolución de problemas interpersonales sugieren que los adultos mayores utilizan estrategias más eficaces que los adultos jóvenes para sortear los problemas sociales y emocionales (Blanchard-Fields, 2007). En el contexto del trabajo, los investigadores rara vez encuentran que los individuos mayores tengan un peor desempeño en el trabajo (Park & Gutchess, 2000). Al igual que en la resolución de problemas cotidianos, los trabajadores de más edad pueden desarrollar estrategias más eficaces y recurrir a la experiencia para compensar el deterioro cognitivo.
¿Cómo podemos retrasar la aparición del deterioro cognitivo? La actividad mental y física parece desempeñar un papel importante (Figura 2). Las investigaciones han descubierto que los adultos que realizan actividades mental y físicamente estimulantes experimentan menos deterioro cognitivo y tienen una menor incidencia de deterioro cognitivo leve y demencia (Hertzog, Kramer, Wilson, & Lindenberger, 2009; Larson et al., 2006; Podewils et al., 2005).