Gestión del drenaje de la herida

Por los editores de WoundSource

En la cicatrización normal de la herida, el exudado desempeña un papel importante al permitir la migración de las células por el lecho de la herida, facilitando la distribución de los factores de crecimiento e inmunitarios vitales para la cicatrización. La gestión del drenaje de la herida implica asegurarse de que la producción de exudado no es excesiva ni insuficiente, y de que el exudado no tiene pus, lo que indicaría una infección. El tratamiento adecuado del drenaje de la herida mejora la calidad de vida del paciente, favorece la cicatrización y aumenta la eficacia de la atención sanitaria.

¿Qué es el exudado de la herida?

El exudado está formado principalmente por agua, pero también contiene nutrientes, electrolitos, proteínas, mediadores inflamatorios, factores de crecimiento, productos de desecho y una variedad de células como plaquetas, macrófagos y neutrófilos. La presencia de microorganismos en el drenaje de la herida no significa necesariamente que la herida esté infectada. Por lo general, el drenaje de la herida es inodoro y tiene un aspecto de líquido acuoso claro o amarillo pálido. Sin embargo, el tipo de secreción de la herida y la cantidad depende del tipo de herida.

¿Cuáles son los problemas típicos de la secreción de la herida?

El volumen de la secreción de la herida está determinado por la superficie de la misma, por lo que las heridas grandes, como las zonas donantes de piel o las quemaduras, suelen tener un volumen de secreción mucho mayor. Sin embargo, a medida que la cicatrización progresa, el drenaje de la herida de cualquier tamaño o tipo de herida suele disminuir. Los problemas más comunes son:

  • La producción excesiva de exudado puede indicar contaminación bacteriana o inflamación (dependiendo de las características del exudado).
  • Un exudado demasiado escaso puede indicar un problema sistémico como un shock o una deshidratación.
  • En las heridas crónicas, el exceso de exudado puede impedir a veces la cicatrización al ralentizar el crecimiento celular, degradar la matriz extracelular y provocar daños en la piel periherida.

¿Por qué es importante controlar el drenaje de la herida?

Un control eficaz del drenaje de la herida mejorará la calidad de vida del paciente al reducir la frecuencia de cambio de apósitos, acortar el tiempo de cicatrización y reducir los problemas de infección. El tratamiento eficaz del drenaje de la herida requiere:

  • Una evaluación exhaustiva de la región de la herida y del apósito actual.
  • Evaluar la naturaleza y la cantidad de exudado, la base de la herida, la piel periherida y el borde de la herida.
  • Elegir un apósito adecuado para conseguir un entorno húmedo óptimo de la herida.

Cuando una herida tiene un drenaje óptimo, el lecho de la herida tendrá pequeñas cantidades de líquido visibles cuando se retire el apósito y tendrá un aspecto brillante y húmedo. El apósito puede quedar ligeramente marcado por el líquido cuando llegue el momento de cambiarlo. La piel circundante estará intacta, hidratada y sin lesiones. Los signos de problemas son:

  • Demasiado poco drenaje de la herida: el lecho de la herida no tiene humedad visible, el apósito primario no está marcado, el apósito se pega a la herida y la piel circundante está atrófica.
  • Demasiado drenaje de la herida: el lecho de la herida tiene líquido libre visible, el apósito está húmedo o saturado, se requieren cambios frecuentes y la piel periherida puede estar macerada o denudada.

Estrategias para aumentar la humedad de la herida: Si una herida tiene muy poco exudado, es importante elegir un tipo de apósito que conserve o añada humedad. Los apósitos oclusivos con un soporte de película semipermeable, hidrocoloides o hidrogeles pueden aumentar la humedad de la herida.

Estrategias para reducir la humedad de la herida: El exudado excesivo de la herida requiere una reevaluación para asegurarse de que se aplican los tratamientos adecuados, como la elevación o la compresión cuando sea apropiado. Si es posible, una barrera cutánea adecuada y apósitos atraumáticos pueden ayudar. Los apósitos fabricados con fibras gelificantes como el CMC o el quitosano forman un gel que puede impedir el movimiento lateral del líquido que puede proteger la piel periherida. Otra técnica consiste en utilizar una versión más gruesa y absorbente del apósito actual, o cambiar a un apósito que tenga una mayor capacidad de fluido. Algunos materiales de apósitos tienen diferentes capas o bolsillos que pueden manejar mayores cantidades de líquido. Considere la posibilidad de añadir un apósito secundario de mayor absorción. Además, puede ser conveniente aumentar la frecuencia de los cambios de apósito.

Otras prácticas de gestión para el drenaje de la herida: La terapia de presión negativa tópica de la herida puede emplearse en heridas que son dolorosas y tienen un drenaje significativo. También pueden utilizarse dispositivos de recogida de fluidos, como bolsas de estoma o de urostomía, si la zona de piel circundante puede soportar una brida adhesiva. Los protectores de la piel son esenciales cuando se utiliza cualquier apósito o dispositivo que se adhiere a la piel, o existe el riesgo de exposición de la piel al exudado.

Cómo saber si el tratamiento del drenaje de la herida tiene éxito

Cuando se han tomado las decisiones correctas, el lecho de la herida estará sano y sin signos de infección, la piel periherida estará sana y mejorando, habrá una menor necesidad de cambios de apósitos y el paciente tendrá menos dolor en la herida. Los profesionales sanitarios tienen la oportunidad, a través de una evaluación regular y cuidadosa del drenaje de la herida, de asegurarse de que las heridas están cicatrizando correctamente. Una buena gestión del exudado puede contribuir significativamente a la prevención de complicaciones en las heridas, lo que a su vez puede aumentar el nivel de confort y la calidad de vida del paciente.

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