Aunque parecen similares en la superficie, la depresión y el duelo son dos condiciones muy diferentes. A veces se confunden debido a que los síntomas se superponen, o porque puede ser difícil definir cuándo comienza o termina realmente un período de duelo. Por ello, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) reconoce que ambos trastornos suelen estar relacionados. En algunos casos, el duelo puede conducir a la depresión clínica. Además, las personas que tienen depresión pueden experimentar el duelo.
Es crucial, sin embargo, establecer y reconocer las diferencias entre el duelo y la depresión, lo que puede ayudar a identificar cuándo puede ser necesaria la ayuda profesional.
¿Qué es el duelo?
La Clínica Mayo explica el duelo como una tristeza distinta o abrumadora, que típicamente se deriva de un sentimiento significativo de pérdida. Puede ser el resultado de la muerte de un ser querido, la aparición de una dolencia o lesión importante, la pérdida de un trabajo o el fin de una relación personal importante.
Aunque puede durar meses o incluso años (es diferente para cada persona), el duelo se considera una condición temporal. Hay varias etapas identificables que suelen ocurrir como parte del duelo, reconocidas como negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cada fase es fundamental en el proceso de curación.
¿Qué es la depresión?
Mientras que se dice que el duelo tiene un principio y una conclusión más definidos, la depresión es un trastorno clínico de larga duración sin límites periódicos claros. Aunque puede ser de naturaleza cíclica, la depresión en sí es una condición a largo plazo. La Clínica Mayo define esta afección como un trastorno importante del estado de ánimo, que se define por una tristeza, ira y/o desesperanza persistentes. Al igual que el duelo, la depresión puede afectar a personas de cualquier edad, y puede repercutir en la salud física o interferir en las actividades cotidianas normales.
Síntomas de separación
El duelo y la depresión comparten muchos síntomas, y un período de duelo esperado puede ciertamente convertirse en un estado depresivo a largo plazo. Sin embargo, reconocer los puntos en común y las diferencias puede ser crucial para saber cuándo buscar ayuda externa.
Ambos estados se caracterizan por una tristeza aguda, y a menudo se asocian con irritabilidad, ira e incapacidad para superar el trauma inicial. Cada una de ellas puede dar lugar a síntomas como el insomnio o la pérdida de peso y, en casos extremos, puede fomentar pensamientos o esfuerzos hacia la autolesión. Sin embargo, hay varios factores que separan la depresión en su propia categoría.
Una persona no experimenta necesariamente la depresión debido a un acontecimiento vital específico. Se trata de un estado emocional más persistente, a menudo marcado por sentimientos ilógicos de culpa, inutilidad y desinterés por las actividades cotidianas normales. La depresión también puede manifestarse físicamente en forma de fatiga, agresividad o delirios, y normalmente no remite sin algún tipo de intervención.
Un individuo con depresión se centrará en sí mismo. Experimentará sentimientos negativos, como la inutilidad y la duda sobre sí mismo. Por otro lado, alguien que experimenta un duelo se centra en su pérdida o en una circunstancia externa.
Buscar ayuda
En la conversación sobre el duelo frente a la depresión, es crucial enfatizar la necesidad de comprensión. Para el individuo que sufre, cualquier distinción es puramente semántica; los efectos son igualmente desafiantes, y el impacto en la vida de uno es innegable. El apoyo de amigos y familiares sigue siendo inestimable, independientemente de cualquier diagnóstico específico.
Cuando una situación requiere apoyo profesional, los servicios de salud mental de Pyramid Healthcare ofrecen ayuda para el duelo y la depresión. Ofrecemos un entorno clínico ideal para la evaluación y el tratamiento de los adolescentes y adultos.