Diabetes mellitus en recién nacidos y lactantes

La diabetes mellitus es infrecuente en la infancia y el período neonatal. Las dos formas comunes que se observan son las formas transitoria y permanente de la diabetes mellitus del recién nacido. Hay que diferenciarlas de los estados hiperglucémicos transitorios (glucemia > 125 mg/dl) que se observan en los recién nacidos que reciben infusiones parenterales de glucosa y en aquellos con septicemia y trastornos del SNC. La diabetes mellitus transitoria del recién nacido (DTNB) se define como la hiperglucemia que se produce en el primer mes de vida y que dura al menos dos semanas y requiere tratamiento con insulina. La mayoría de estos casos se resuelven espontáneamente a los 4 meses. Su incidencia es de 1 de cada 45.000 a 60.000 nacidos vivos. La etiología más probable es un retraso madurativo de la liberación de insulina mediada por el AMPc. Las características clínicas son: pequeño para la fecha, propensión a la asfixia al nacer, facies de alerta de ojos abiertos, deshidratación, emaciación, poliuria y poydipsia. Estos niños son propensos a la septicemia y a las infecciones del tracto urinario. Presentan hiperglucemia, glucosuria, cetonuria ausente o leve, niveles bajos de insulina basal, péptido C e IGF-1. El tratamiento consiste en la hidratación y la administración juiciosa de insulina con una estrecha vigilancia. El treinta por ciento de estos niños son susceptibles de desarrollar una diabetes neonatal permanente. En comparación con la forma transitoria, la diabetes mellitus permanente es poco frecuente. Suele deberse a la disgenesia pancreática, a menudo asociada a otras malformaciones, y raramente a la diabetes mellitus de tipo 1. El diagnóstico se basa en la demostración de una disfunción pancreática exocrina y endocrina. Estos niños son tratados como diabetes mellitus de tipo 1. Son propensos a desarrollar las complicaciones vasculares de la diabetes en una fecha más temprana.

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