El borde del mundo… Ningún otro destino merece mejor este término que Tahití y sus islas. Situadas a casi 2.500 millas (4.000 km) de tierra, sus 118 islas están al abrigo del turismo de masas. Este aislamiento puede parecer una desventaja, pero en realidad es una increíble baza para quienes buscan un viaje diferente en un entorno protegido y privilegiado.
La Polinesia Francesa puede describirse ampliamente y es un lugar de extraordinaria belleza que cuenta con increíbles lagunas, paisajes montañosos y una colorida fauna marina. Se podría comparar con cualquier otro destino de ensueño, como las Seychelles o las Maldivas, pero ningún otro lugar permite sentirse fuera del tiempo, inmerso en una auténtica cultura de bienestar y amabilidad.
Increíblemente, esta sensación se traslada a los hermosos complejos hoteleros, así como a los pequeños y sencillos hoteles familiares. En una época en la que se están construyendo enormes proyectos hoteleros en algunos de los mejores lugares del mundo, la Polinesia Francesa se enorgullece de haber sido capaz de mantener una gama de hoteles familiares de alta calidad.
El territorio de la Polinesia Francesa es casi tan grande como la CE (Comunidad Europea) pero con sólo 260.000 habitantes… Un pequeño continente… de tamaño humano.
Consejos útiles:
– Tahití y sus islas ofrecen un clima cálido pero libre de temperaturas muy altas (máx. 90°F)
– La mayor parte del territorio se ha mantenido libre de animales peligrosos (no hay serpientes, pocas arañas e incluso pocos mosquitos fuera de los meses altos del verano, de diciembre a febrero)
– Los transportes modernos permiten un acceso rápido y cómodo a varias islas periféricas
– Su estatus francés permite un alto nivel de asistencia sanitaria similar a los estándares occidentales
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