El ligamento colateral medial (LCM) conecta la parte superior de la tibia con la parte inferior del fémur. Situado fuera de la articulación de la rodilla, este ligamento ayuda a mantener los huesos unidos y añade estabilidad a la rodilla.
Las lesiones del LCM son más comunes en los deportes de contacto, como el fútbol y el fútbol americano, y son el resultado de un golpe en la parte exterior de la rodilla. Aunque la cirugía del LCM puede ser necesaria en algunas situaciones, no siempre es la forma de tratamiento más adecuada.
Síntomas de una lesión del LCM
Un desgarro del LCM tiene síntomas similares a los de otras lesiones de rodilla, como los desgarros del LCA. Debido a los síntomas similares, es crucial que un médico ortopédico evalúe su lesión.
Los síntomas más comunes después de una lesión del MCL son los siguientes:
- Un sonido de chasquido en el momento de la lesión
- Una articulación de la rodilla hinchada
- Dolor y sensibilidad a lo largo del borde interior de la rodilla
- Bloqueo o enganche en la articulación de la rodilla
Diagnóstico de una lesión del MCL
Su médico tendrá que examinar primero su rodilla doblando o aplicando presión en la parte exterior de la articulación. Esto también les dirá si su rodilla está suelta.
A partir de ahí, un cirujano ortopédico probablemente pedirá pruebas de imagen para echar un vistazo a la articulación de su rodilla. Una radiografía les mostrará los huesos de la rodilla, mientras que una resonancia magnética les permitirá ver de cerca los ligamentos. Para los pacientes con claustrofobia o ansiedad, se puede pedir una resonancia magnética abierta en ciertos lugares.
Una vez que su médico ortopédico haya revisado sus exploraciones y completado la exploración física, clasificará su desgarro del LCM en uno de los siguientes grados:
- Grado I: Un desgarro parcial del LCM
- Grado II: Una rotura casi completa del LCM
- Grado III: Una rotura completa del LCM con un ligamento no funcional
Tratamiento del LCM
El plan de tratamiento del LCM adecuado dependerá de la gravedad de su rotura. Los desgarros de grado I y II pueden curarse por sí solos en unos pocos días o semanas, siempre que se guarde mucho reposo.
Como las lesiones del LCM de grado III son desgarros completos, el ligamento no puede curarse por sí mismo y es necesario operar. La cirugía también puede ser necesaria si hay cualquier grado de desgarro del MCL junto con otros problemas de ligamentos.
Un plan de tratamiento no quirúrgico incluirá algunos o todos los siguientes:
- Aplicar hielo para reducir la hinchazón
- Tomar medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor y la hinchazón
- Utilizar una venda elástica o una férula para comprimir la rodilla
- Caminar con muletas para mantener el peso de la rodilla lesionada
- Limitar las actividades que puedan causar una nueva lesión o interrumpir la curación
- Terapia física para recuperar la fuerza
Cirugía del LCM &Reparación
Durante la cirugía del LCM, el cirujano ortopédico hará pequeñas incisiones en la rodilla e insertará un artroscopio, que es un pequeño instrumento en forma de tubo. Los métodos para volver a unir o reconstruir el ligamento roto pueden variar. Las opciones incluyen el uso de una porción del tendón rotuliano (que conecta la tibia y la rótula) o del tendón isquiotibial (de la parte posterior del muslo). Los injertos de tendón pueden proceder del paciente o de un donante de órganos.
La cirugía del MCL suele ser un procedimiento ambulatorio, lo que significa que no es necesario pasar la noche en el hospital.
Recuperación de una lesión del MCL
Sea o no necesaria la cirugía del MCL, las perspectivas de recuperación tras un desgarro son muy buenas. Sin embargo, los tiempos de recuperación dependerán de la gravedad de la lesión y de la opción de tratamiento que se le prescriba.
Es importante seguir las orientaciones de su cirujano ortopédico y/o fisioterapeuta durante todo el período de recuperación para asegurarse de que la rodilla se cura correctamente y para evitar nuevas lesiones.