Un hombre de 62 años acudió a la clínica oftalmológica quejándose de «burbujas en el ojo». Informó de que veía flotadores circulares en el campo de visión de un ojo durante los tres meses anteriores y que sólo los notaba cuando estaba tumbado de espaldas o leyendo. Se describieron como translúcidas, sin fotopsias ni metamorfopsias asociadas (figura 1).
El mismo ojo tenía una importante historia previa, incluyendo el diagnóstico de un agujero macular tres años antes, por el que se sometió a una vitrectomía pars plana/exfoliación de la membrana limitante interna/inserción de gas con una agudeza visual postoperatoria de 6/9. Posteriormente, desarrolló una catarata mixta subescapular y nuclear y se sometió a una complicada cirugía de cataratas con un núcleo caído. A la semana siguiente se recuperó y se utilizó perfluorocarbono (líquido pesado) para hacer flotar el núcleo mediante levitación asistida posterior. Después de retirar con éxito el núcleo caído, se insertó una lente intraocular de cámara anterior y se restableció una buena visión (6/12).
En el momento de la presentación, su presión intraocular era de 37 mmHg en el ojo afectado, con un cierto ahuecamiento temprano del disco óptico, y su agudeza visual seguía siendo de 6/12. Sus síntomas de «burbujas» se presumían debidos a restos de la cavidad vítrea que causaban moscas volantes; sin embargo, no había opacidades que explicaran adecuadamente las moscas volantes ni descripción de disfotopsias relacionadas con la lente intraocular. No se encontró ninguna causa aparente para la presión intraocular elevada con la lámpara de hendidura y la gonioscopia. Su arquitectura foveal era normal (confirmada en la tomografía de coherencia óptica) y no había evidencias de daño retiniano periférico o restos gruesos que explicaran sus signos y síntomas; sin embargo, finalmente se observaron varias gotas de perfluorocarbono retenidas que coincidían con los síntomas del paciente (figura 2).
El paciente se sometió a un lavado del segmento anterior con éxito y en las visitas postoperatorias a la semana y al mes su presión intraocular se mantuvo por debajo de 20 mmHg sin antihipertensivos oculares y sus síntomas de «burbujas» se habían resuelto.