La autoestima es el grado en que uno se siente seguro, valioso y digno de respeto. Existe en un continuo de alta a baja. El lugar que ocupa la autoestima de una persona en este espectro puede influir en su bienestar general.
Las personas con alta autoestima suelen sentirse bien consigo mismas y con su progreso en la vida. Las personas con baja autoestima suelen sentir vergüenza y dudas sobre sí mismas. Suelen pasar mucho tiempo criticándose a sí mismas. La baja autoestima es un síntoma de varias condiciones de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
La baja autoestima no está representada como un diagnóstico propio en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-V) de la APA. Sin embargo, sus síntomas y efectos son muy reales. Las personas que desean mejorar su autoestima pueden obtener ayuda de un terapeuta.
- Reconociendo la baja autoestima
- Efectos de la baja autoestima
- Cómo se desarrolla la baja autoestima
- Marginalización y autoestima
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Reconocer la baja autoestima
Buscar un terapeuta
La autoestima se basa en las creencias sobre uno mismo. Así, las personas con baja autoestima es probable que tengan una baja opinión de sí mismos. Es posible que se comparen con los demás y se juzguen inferiores.
Las personas pueden hacer frente a la baja autoestima de diferentes maneras. Según el Centro de Asesoramiento y Salud Mental de la Universidad de Texas en Austin, la baja autoestima suele presentarse en uno de estos tres patrones:
- Síndrome del Impostor: Una persona utiliza los logros o la falsa confianza para enmascarar sus inseguridades. Temen que el fracaso revele su verdadero ser defectuoso. La persona puede utilizar el perfeccionismo o la procrastinación para lidiar con esta ansiedad.
- Rebelión: La persona finge que no le importa lo que los demás piensen de ella. Sus sentimientos de inferioridad pueden manifestarse como ira o culpa. Pueden actuar desafiando a la autoridad o infringiendo las leyes.
- Victimismo: Una persona cree que es impotente ante los desafíos. Pueden utilizar la autocompasión para evitar cambiar su situación. A menudo confían en los demás para que los salven o los guíen.
Internamente, la pobre autoestima se manifiesta a menudo como autocrítica. Ejemplos comunes de autoconversión negativa incluyen:
- No hay nada que realmente me guste de mí mismo.
- Nunca me irá lo suficientemente bien en la escuela o en el trabajo para tener éxito.
- No soy digno de buscar cosas que me interesen.
- Otras personas son más merecedoras de la felicidad.
- Nadie quiere oír hablar de mi vida ni de los problemas a los que me enfrento.
- Todo es culpa mía por no encontrar gente que sea buena conmigo. La gente buena no querría estar conmigo, de todos modos.
Con el tiempo, los pensamientos negativos pueden volverse tan frecuentes que la persona los ve como un hecho. Cuando se deja en un bucle, este proceso de pensamiento puede ser muy perjudicial.
Efectos de la baja autoestima
El ciclo de autocrítica puede quitarle a una persona la alegría de vivir. Pueden dejar de hacer aficiones que antes disfrutaban por miedo a ser juzgados. Los sentimientos de ira, culpa o tristeza pueden impedirles disfrutar de las actividades que sí intentan. Algunas personas pueden tener comportamientos autodestructivos, como abusar de sustancias o descuidar la higiene.
La duda sobre sí mismo puede interferir con la productividad en el trabajo o la escuela. Una persona puede preocuparse tanto por las opiniones de los demás que no se concentra en la tarea que tiene entre manos. Pueden evitar correr riesgos o fijarse metas por la certeza de que van a fracasar. Una persona con baja autoestima puede carecer de resiliencia ante un desafío.
Los problemas de autoestima también pueden afectar a la vida social. Una persona con baja autoestima puede creer que no es digna de ser amada. Pueden intentar «ganarse» el amor de los demás y aceptar un trato negativo. Otros pueden intimidar y criticar a los demás para compensar sus propias inseguridades. El miedo al rechazo puede impedir que las personas busquen relaciones en absoluto. El aislamiento social puede alimentar aún más una imagen negativa de sí mismo.
La baja autoestima puede contribuir a los problemas de salud mental. Es especialmente común entre las personas con las siguientes preocupaciones:
- Problemas con la comida y la alimentación
- Depresión
- Ansiedad social
- Codependencia
- Autodestrucción
Cómo se desarrolla la baja autoestima
Algunas personas desarrollan una baja autoestima en la infancia. Cuando los adultos critican duramente a los niños por sus errores, los niños pueden interiorizar esos mensajes. Las experiencias adversas en la infancia, como el maltrato infantil o el acoso escolar, también pueden contribuir a la baja autoestima.
En la edad adulta, cualquier experiencia vital desmoralizante puede reducir la autoestima. La pérdida de empleo, las rupturas y otros cambios en la vida pueden provocar miedo o dudas. Estos sentimientos pueden afectar a la autoestima, la confianza y la capacidad de recuperación. Una vez que estos factores se ven comprometidos, una persona puede ser más propensa a desarrollar creencias negativas y patrones de autoconversión.
Marginación y autoestima
Las personas marginadas son aquellas que pueden estar en mayor riesgo de experimentar prejuicios y discriminación. Este maltrato puede estar basado en la religión, la salud, la apariencia o muchos otros rasgos. La marginación puede hacer que las personas tengan un mayor riesgo de sufrir problemas de autoestima.
Los factores que pueden influir en la autoestima son:
- La edad: Las investigaciones que incluyen 48 países muestran que la autoestima tiende a aumentar desde la adolescencia hasta la mediana edad. Un estudio estadounidense descubrió que la autoestima alcanza su punto máximo en torno a los 60 años. Entre los mayores de 60 años, la autoestima disminuye bruscamente a medida que las personas siguen envejeciendo. Los cambios en la situación económica y la salud física pueden explicar gran parte de este descenso.
- Tipo de cuerpo: Los niños con sobrepeso u obesidad sufren con frecuencia acoso escolar. Estos jóvenes son más propensos a experimentar una baja autoestima tanto durante la infancia como más adelante en la vida. También pueden tener menos amigos durante la infancia. El aislamiento social también puede contribuir a la baja autoestima.
- Género: En todas las culturas, las mujeres tienden a reportar una autoestima más baja que los hombres. Esta tendencia parece ser más pronunciada en las culturas occidentales.
- Estado de salud mental: Un estudio de 2012 examinó la autoestima entre personas con diagnósticos de salud mental. El humor, la participación en la comunidad y los estereotipos positivos del grupo se relacionaron con una mayor autoestima. Las personas que mantenían sus condiciones en secreto o se esforzaban mucho por refutar los estereotipos negativos solían tener una autoestima más baja.
- Raza y etnia: Un estudio de 2011 sobre estudiantes de secundaria analizó las diferencias de autoestima entre grupos raciales y étnicos. En el estudio, los estudiantes asiático-americanos tenían los niveles más bajos de autoestima. Los estudiantes hispanos tenían índices ligeramente más altos, seguidos por los estudiantes blancos. Los estudiantes negros tenían los niveles de autoestima más altos. Estos datos coinciden con los resultados de estudios anteriores.
- Condición de minoría sexual/de género: Los estudiantes que son lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o queer (LGBTQ+) son más propensos a desarrollar una baja autoestima que sus compañeros. El acoso escolar contribuye en gran medida a los problemas de autoestima de los niños LGBTQ+. En el caso de las personas transgénero, la disforia de género también puede afectar mucho a la autoestima.
- Estado socioeconómico: Un estudio de 2017 analizó la autoestima en estudiantes de secundaria de familias con bajos ingresos. Los estudiantes que creían que la sociedad estadounidense era «justa» eran más propensos a tener una baja autoestima años después. La mayoría de los estudiantes habían experimentado discriminación y desventajas sistémicas a lo largo de la escuela media.
Sin embargo, no todas las personas de un grupo marginado tendrán una baja autoestima. Algunas personas pueden asignar menos valor a los ámbitos en los que se enfrentan a barreras sistémicas. Por ejemplo, una persona de una familia con bajos ingresos puede no basar su autoestima en la posesión de un coche de lujo. En su lugar, puede centrarse en el éxito sentimental o en la forma física.
Otras personas pueden medir su progreso sólo en comparación con los miembros de su propio grupo. Pueden atribuir los reveses a la discriminación en lugar de a los fracasos individuales. Estas estrategias pueden ofrecer un contrapeso a los efectos de la marginación.
Independientemente de los factores que contribuyen a la baja autoestima de uno, hay apoyo disponible. Un terapeuta puede ayudar a abordar las emociones subyacentes a la baja autoestima. Con tiempo y trabajo, es posible desarrollar una relación sana con uno mismo.