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Anatomía Genital Femenina

Existen múltiples estructuras anatómicas que conforman el tracto genital femenino interno y externo como el clítoris, los labios menores y el cuerpo esponjoso (vestibular), el glande periuretral, la uretra, el punto G, la fascia de Halban, la zona erógena del fórnix anterior, el músculo pubococcígeo y el cuello uterino. También hay múltiples estructuras anatómicas periféricas no genitales implicadas en las respuestas sexuales femeninas, como las glándulas salivales y sudoríparas, los vasos sanguíneos cutáneos y los pezones.

La vagina está formada por un tubo de músculo liso inervado de forma autónoma (capa longitudinal externa y circular interna) revestido por epitelio escamoso estratificado y una capa subdérmica rica en capilares. La pared vaginal está formada por un epitelio de células escamosas estratificadas de tipo glandular interno sostenido por una gruesa lámina propia. Este epitelio experimenta cambios cíclicos relacionados con las hormonas, incluyendo una ligera queratinización de las células superficiales durante el ciclo menstrual. En la profundidad del epitelio se encuentran los músculos lisos de la muscularis. Hay una capa fibrosa circundante más profunda por encima de la muscularis que proporciona soporte estructural a la vagina, y es rica en colágeno y elastina, para permitir la expansión de la vagina durante la estimulación sexual. Tres conjuntos de músculos esqueléticos rodean la vagina, incluyendo el isquiocavernoso, el bulbocavernoso, el perineo transverso y los músculos elevador del ano y pubococcígeo.

La vulva incluye los labios menores, los labios mayores, el clítoris, el meato urinario, la abertura vaginal y el tejido eréctil del cuerpo esponjoso (bulbos vestibulares) de los labios menores. Los labios mayores son pliegues grasos cubiertos de piel con vello que se fusionan anteriormente con el monte de Venus, o prominencia anterior de la sínfisis del pubis, y posteriormente con el cuerpo perenne o comisura posterior. Los labios menores son pliegues más pequeños cubiertos por piel no portante lateralmente y por mucosa vaginal medialmente, que se fusiona anteriormente para formar el prepucio del clítoris, y posteriormente en la fosa navicular.

Los cuerpos cavernosos del clítoris miden hasta 5 pulgadas de longitud. El cuerpo del clítoris consta de dos cámaras eréctiles pareadas compuestas por espacios lacunares revestidos de endotelio, músculo liso trabecular y tejido conectivo trabecular (colágeno y elastina) rodeados por una vaina fibrosa, la túnica albugínea. Las arterias incluyen las arterias cavernosas dorsal y del clítoris, que nacen del lecho pudendo iliohipogástrico. La inervación motora eferente autonómica se produce a través del nervio cavernoso del clítoris que surge del plexo pélvico e hipogástrico.

CLITORIS

El clítoris se forma a partir del tubérculo del anlagen tisular común indiferenciado en el embrión. El clítoris consiste en un eje de la línea media situado en el plano sagital medial de unos 2-4 cm de largo y 1-2 cm de ancho que se bifurca internamente en cruras curvas pareadas de 5-9 cm de largo (unidas a la superficie inferior de la sínfisis del pubis). El clítoris está cubierto externamente por un glande de unos 20-30 mm de longitud y un diámetro similar. El glande está cubierto por un capuchón clitoridiano formado en parte por la fusión de la parte superior de los dos labios menores. El tejido eréctil del eje del clítoris consiste en dos cuerpos cavernosos paralelos rodeados por una vaina fibrosa (túnica albugínea). El tejido eréctil de los cuerpos cavernosos del clítoris está formado por músculo liso y tejido conectivo. El porcentaje de músculo liso cavernoso del clítoris en el grupo de edad de 6 meses a 15 años era de 65 ± 1,5, en el de 44 a 54 años era de 50 ± 1,2 y en el de 55 a 90 años era de 37 ± 1,3 (ANOVA, p=0,0001). Estos estudios, que revelaron una fuerte relación entre el aumento de la edad y la disminución de las fibras musculares lisas del cavernoso del clítoris, ilustran que las mujeres que envejecen sufren cambios histológicos en el tejido eréctil del cavernoso del clítoris que pueden desempeñar una fisiopatología aún no determinada en la disfunción sexual femenina asociada a la edad. Dado que el tallo y el glande del clítoris no tienen una capa subalbugínea entre el tejido eréctil y la túnica albugínea, el órgano se vuelve tumescente o se hincha con una estimulación sexual efectiva, pero no se vuelve erecto o rígido. No obstante, el tejido eréctil del clítoris humano tiene la capacidad de desarrollar un priapismo inducido por fármacos que responde con la detumescencia tras la administración de agonistas a-adrenérgicos. Los cuerpos cavernosos del eje no se extienden hasta el glande.

Aunque la función erógena de este órgano se conoce desde la antigüedad, notablemente, el detalle de su estructura anatómica, altamente vascular, sigue siendo discutido. Se forma a partir del tubérculo del tejido común indiferenciado anlagen en el embrión. En presencia de andrógenos se convierte en el pene, mientras que en su ausencia se forma el clítoris. Las disecciones actuales de cadáveres humanos femeninos adultos han sido interpretadas para indicar que el órgano es un complejo triplanar de tejido eréctil con un eje de la línea media situado en el plano sagital medial de unos 2-4 cm de largo y 1-2 cm de ancho que se bifurca internamente en cruras curvas pareadas de 5-9 cm de largo (unidas a la superficie inferior de la sínfisis del pubis) y externamente está cubierto por un glande de unos 20 -30 mm de largo con un diámetro similar.

El tejido eréctil del eje está formado por dos cuerpos cavernosos paralelos rodeados por una vaina fibrosa (túnica albugínea) y toda la estructura está cubierta por un capuchón del clítoris formado en parte por la fusión de la parte superior de los dos labios menores mientras que las partes inferiores se juntan bajo el clítoris. El tejido eréctil cavernoso del clítoris está formado por músculo liso y tejido conectivo. Tufan et al. utilizaron un análisis de imágenes histomorfométrico asistido por ordenador para determinar los cambios asociados a la edad en el contenido del músculo liso y el tejido conectivo del clítoris. Se obtuvieron clítoris humanos de cadáveres frescos (edad: 11 a 90 años) y de pacientes sometidos a cirugía de clítoris (edad: 6 meses a 15 años). El porcentaje de músculo liso cavernoso del clítoris en el grupo de edad de 6 meses a 15 años era de 65 ± 1,5, en el de 44 a 54 años era de 50 ± 1,2 y en el de 55 a 90 años era de 37 ± 1,3 (ANOVA, p=0,0001). Estos estudios, que revelaron una fuerte relación entre el aumento de la edad y la disminución de las fibras musculares lisas del cavernoso del clítoris, ilustran que las mujeres que envejecen sufren cambios histológicos en el tejido eréctil del cavernoso del clítoris que pueden desempeñar una fisiopatología aún no determinada en la disfunción sexual femenina asociada a la edad.

Los llamados bulbos vestibulares (vaginales) emparejados de tejido eréctil, que normalmente se han ilustrado a ambos lados de la vagina prácticamente como si estuvieran en los labios menores, en realidad están estrechamente aplicados anteriormente a ambos lados de la uretra. En el varón, el cuerpo esponjoso es una estructura tubular única de tejido eréctil que envuelve la uretra y termina internamente como el bulbo del pene y externamente como el glande del pene perforado por el meato urinario. La ubicación y la extensión del cuerpo esponjoso femenino son controvertidas. Se ha descrito como el tejido vascular que rodea la uretra femenina, como los bulbos vestibulares bilaterales y como el tejido entre la vejiga y la pared vaginal anterior (fascia de Halban). La mayoría de los autores afirman que el clítoris no tiene tejido esponjoso. Sin embargo, la extensión del tejido del cuerpo esponjoso en el clítoris ha sido descrita por van Turnhout, Hage & van Diest a partir de sus disecciones e histología del cadáver femenino adulto. Observaron que los bulbos vestibulares bilaterales se unen ventralmente al orificio uretral para formar una delgada hebra de conexión del tejido eréctil del esponjoso (pars intermedia) que termina en el clítoris como glande. Los cuerpos cavernosos del tronco no se extienden hasta el glande.

Debido a que el tronco y el glande del clítoris no tienen una capa subalbugínea entre el tejido eréctil y la túnica albugínea, el órgano se vuelve tumescente o se hincha con una estimulación sexual efectiva, pero no se pone erecto ni rígido. No obstante, el tejido eréctil del clítoris humano tiene la capacidad de desarrollar un priapismo inducido por fármacos que responde con la detumescencia tras la administración de agonistas a-adrenérgicos. El primer intento de caracterizar el posible mecanismo o mecanismos por los que la crura y los bulbos vestibulares pasan del estado flácido al tumescente fue publicado por primera vez en forma de diagrama por Danesino & Martella en italiano. Su hipótesis de trabajo, basada en los primeros mecanismos sugeridos para la erección del pene, era que durante la excitación sexual los polsters («cojines») de músculo liso de las arterias que irrigan los dos cuerpos vestibulares se relajaban. Los músculos de las venas de drenaje se contraen, al igual que los de las anastomosis a-v. Esto desvió la sangre hacia las lagunas, llenándolas y creando la tumescencia. Para la detumescencia, los polsters arteriales se contrajeron mientras que los de las venas y anastomosis a-v se relajaron, reduciendo el flujo hacia las lagunas y permitiendo que la sangre restringida en ellas fluyera. A pesar de que este mecanismo se ha publicado en inglés durante más de 23 años, todavía no ha aparecido ninguna confirmación independiente ni del mecanismo ni de los polsters en las arterias y venas femeninas. Debe considerarse como una hipótesis de trabajo especulativa.

El hallazgo de que el tejido del clítoris humano tiene óxido nítrico sintasa (NOS) presente en los nervios y vasos sanguíneos sugiere que el óxido nítrico (NO) puede estar implicado en el control del flujo sanguíneo del clítoris al igual que en el pene. Park et al han examinado además el posible papel del óxido nítrico en la regulación de la contractilidad del músculo liso del cuerpo cavernoso del clítoris humano. En este estudio, se caracterizó la hidrólisis de GMPc y AMPc por parte de las fosfodiesterasas en la fracción sobrenadante de alta velocidad (citosol) y en preparaciones parcialmente purificadas de células musculares lisas del cuerpo cavernoso del clítoris humano. Se encontró que el sildenafil inhibe la actividad cGMP-hidrolítica de la PDE tipo 5, en el extracto crudo (Ki=7 nM) y en las preparaciones parcialmente purificadas (Ki=5-7 nM) de forma competitiva. También se llevó a cabo la síntesis de nucleótidos cíclicos en células intactas en cultivo en respuesta a nitroprusiato de sodio (donante de NO) y forskolina (activador directo de la adenilato ciclasa). El GMPc intracelular aumentó un 35% en presencia de sildenafilo (10nM) en células intactas en cultivo. Los resultados de este estudio apoyan un papel del óxido nítrico en la regulación del tono del músculo liso del cuerpo cavernoso del clítoris humano.

CORPUS SPONGIOSUM

El cuerpo esponjoso emparejado, o los bulbos vestibulares del tejido eréctil prácticamente en los labios menores, pero en realidad están más estrechamente aplicados anteriormente a cada lado de la uretra. Se ha descrito la extensión del tejido del cuerpo esponjoso hacia el clítoris. Los bulbos vestibulares bilaterales se unen ventralmente al orificio uretral para formar una delgada hebra de conexión del tejido eréctil del espongiosus (pars intermedia) que termina en el clítoris como el glande.

GLANOS PERIURETALES

A diferencia del glande del clítoris el glande masculino está atravesado por la uretra. Se ha sugerido que en realidad hay dos glandes en la mujer, un glande clitoridiano) y un glande que rodea la uretra (glande periuretral). El glande periuretral se define como la zona triangular de membrana mucosa que rodea el meato uretral desde el glande del clítoris hasta el borde superior o carúncula vaginal. El glande periuretral es móvil y se ha demostrado que es empujado dentro y fuera de la vagina por el empuje del pene durante el coito.

VAGINA

La vagina es un tubo fibromuscular que conecta el útero con el vestíbulo de los genitales externos. Actúa en el transporte de los espermatozoides hacia el útero y en la expulsión del recién nacido.

La vagina es un espacio potencial con sus paredes anterior y posterior generalmente en aposición. Las paredes vaginales pueden separarse fácilmente porque sus superficies están normalmente «sólo húmedas», lubricadas por un flujo vaginal basal (aproximadamente 1ml). En el intermenstruo, el flujo vaginal basal puede consistir en múltiples secreciones que se acumulan en la vagina procedentes de fuentes peritoneales, foliculares, tubulares, uterinas, cervicales, vaginales, de las glándulas de Bartolino y de Skene. La pared vaginal consta de tres capas: la mucosa, la muscular y la adventicia.

La vagina tiene tres capas: la capa mucosa interna, la capa muscular intermedia y la capa adventicia externa.

La capa mucosa interna: tenía pliegues transversales, o rugosidades. El epitelio es un epitelio escamoso estratificado no queratinizado. El epitelio no tiene glándulas por lo que no hay secreción de moco.

La mucosa consiste en un grueso epitelio escamoso estratificado desprovisto de glándulas. Las células superficiales del epitelio sufren cambios cíclicos relacionados con las hormonas, como una ligera queratinización o un aumento de la producción de glucógeno durante el ciclo menstrual. En el estado no estimulado sexualmente, el flujo vaginal tiene una mayor concentración de K+ y menor de Na+ en comparación con el plasma a lo largo de las fases del ciclo menstrual. El transudado vaginal basal real que se filtra a través del epitelio vaginal desde el plasma que circula en los penachos capilares que abastecen al epitelio se ve modificado por la limitada capacidad de transporte de Na+ del lumen a la sangre de las células epiteliales vaginales. La reabsorción de Na+ por el epitelio vaginal es presumiblemente la fuerza motriz iónica para la reabsorción del fluido vaginal y mantiene su nivel en condiciones basales a la condición de «apenas húmedo». El plasma autólogo colocado en la vagina de un sujeto durante hasta 5 horas muestra un aumento de las concentraciones de K+ y una disminución de las de Na+, lo que indica que el epitelio es capaz de llevar a cabo dicha transferencia de iones in vivo. La lubricación basal no suele ser suficiente para permitir la penetración y el empuje del pene sin dolor, por lo que un aumento de la lubricación es esencial para el coito.

La lámina propia tiene muchos vasos sanguíneos de paredes finas que contribuyen a la difusión del fluido vaginal a través del epitelio.

La lámina propia de la mucosa contiene muchas fibras elásticas, así como una densa red de vasos sanguíneos, suministro linfático y nervioso. El transudado de estos vasos sanguíneos, combinado con el moco cervical, proporciona lubricación durante la excitación sexual y el coito. La excitación sexual induce un transudado neurogénico que se filtra por las vías laberínticas del epitelio y satura su limitada capacidad de reabsorción de Na+. Aparece en cuestión de segundos después de la excitación sexual, inicialmente en la superficie de la vagina en forma de gotas que luego se unen para crear una película lubricante que puede disminuir parcialmente la acidez del flujo basal vaginal. La calidad suave y resbaladiza del fluido formado se debe probablemente a que recoge las sialoproteínas que recubren el epitelio vaginal de la secreción cervical. En el momento de la excitación sexual, el suministro de sangre al epitelio vaginal aumenta rápidamente por la inervación neural a través de los nervios sacros anteriores S2-S4 y, al mismo tiempo, es probable que se reduzca el drenaje venoso, creando vasocongestión y congestión sanguínea. La lubricación vaginal durante la excitación sexual no se produce por un aumento de la secreción de las glándulas vaginales (inexistente), del líquido cervical o de las glándulas de Bartolino. El aumento del flujo sanguíneo es activado por la inervación VIPérgica de los grandes vasos que irrigan el epitelio y la transudación posiblemente ayudada por el CGRP (péptido regulador del gen de la calcitonina) aumenta la permeabilidad de los penachos capilares. El NPY, neuropéptido Y, un conocido vasoconstrictor, puede estar implicado en la constricción del drenaje venoso. Parece que hay muy poca NOS en los vasos sanguíneos de la vagina premenopáusica y ninguna en la posmenopáusica. Tras el orgasmo o el cese de los estímulos sexuales, la continua transferencia lumen-sangre de Na+ por parte del epitelio reabsorbe lentamente el exceso de líquido del trasudado neurogénico por arrastre osmótico y restablece la vagina a su estado basal apenas húmedo.

El epitelio vaginal responde a los cambios hormonales. El glucógeno, almacenado en las células epiteliales, alcanza niveles máximos en el momento de la ovulación, tras lo cual la capa superficial del epitelio, rica en glucógeno, se desprende. La descomposición del glucógeno por parte de las bacterias de la vagina produce ácido láctico, lo que hace que el entorno vaginal tenga un pH ácido de aproximadamente 3. Esto inhibe el crecimiento de otras bacterias, patógenos bacterianos y hongos. También limita el tiempo en el que los espermatozoides pueden sobrevivir en la vagina.
2. Capa muscularis intermedia: circular interna y longitudinal externa que es continua con la capa correspondiente en el útero.

MUSCULARIS

La muscularis, consiste en fibras musculares lisas inervadas autónomamente dispuestas en una capa longitudinal externa y circular interna. En el estado basal o de quiescencia sexual, el músculo liso de la vagina es activo, especialmente perimenstrual, cuando se contrae periódicamente para expulsar el contenido uterino/vaginal. Estas contracciones del músculo liso vaginal normalmente no se reconocen de forma consciente. Sólo se hacen evidentes si alcanzan niveles dolorosos y espasmódicos (dolor dismenorreico). Durante la excitación hasta el orgasmo, se produce un aumento de la presión luminal vaginal. Las capas musculares lisas contienen una gran variedad de transmisores clásicos y peptidergicos, entre los que se encuentran la 5HT, la nor-epinefrina, la acetilcolina, la dopamina, el VIP, el NPY, el GRP, la TRH, el CGRP, la somatostatina, la sustancia P, la oxitocina, la colecistoquinina (CCK) y la relaxina, pero se desconoce la función exacta de cada neurotransmisor.

ADVENTITIA

La adventicia es rica en colágeno y elástica, proporciona soporte estructural a la vagina y permite la expansión de la misma durante el coito y el parto. Alrededor de la adventicia hay tres conjuntos de potentes músculos pélvicos estriados (1, superficial – isquiocavernoso y bulbocavernoso; 2, el perineo transverso y 3, profundo – el elevador del ano que forma el diafragma pélvico a lo largo de la parte anterior de la pelvis, cuya porción medial más grande se clasifica como pubocoxígeo). Durante el orgasmo se producen una serie de contracciones musculares pélvicas, clónicas y estriadas, a intervalos de aproximadamente 0,8 segundos, que se van alargando y debilitando. Pueden durar entre 5 y 60 segundos. Estas contracciones son concomitantes con la sensación subjetiva del orgasmo. Las contracciones voluntarias de los músculos pélvicos estriados no proporcionan una sensación de placer intenso, pero suelen utilizarse para aumentar la excitación. Durante la excitación sexual hasta el orgasmo, pueden producirse contracciones uterinas individuales, mientras que en el orgasmo se produce una serie mediada por el sistema simpático a través del nervio hipogástrico. Se ha propuesto que la saciedad sexual en la mujer se produce sólo cuando las contracciones uterinas orgásmicas son intensas, pero no se han realizado estudios cuantitativos que respalden esta especulación.

SUFICIENCIA ARTERIAL

La principal irrigación arterial de la vagina procede de tres fuentes. La parte superior de la vagina es suministrada por ramas vaginales de la arteria uterina. Una rama de la arteria hipogástrica, la arteria vaginal (también conocida como arteria vaginal inferior), suministra a la vagina media. Por último, las arterias hemorroidal media y del clítoris envían ramas a la vagina distal.

INERVACIÓN

La inervación eferente autonómica de los dos tercios superiores de la vagina se produce a través del plexo utervaginal. La inervación eferente autonómica de los dos tercios superiores de la vagina se realiza a través del plexo utervaginal, que contiene fibras simpáticas y parasimpáticas. Las fibras eferentes simpáticas procedentes de los nervios esplácnicos lumbares viajan primero a través del plexo hipogástrico superior, y luego a través de los nervios hipogástricos bilaterales para alcanzar los plexos hipogástricos inferiores, y finalmente el plexo uterovaginal. La entrada del eferente parasimpático al plexo uterovaginal proviene de los nervios esplácnicos pélvicos. Los nervios del plexo uterovaginal viajan dentro de los ligamentos uterosacros y cardinales, para irrigar los dos tercios proximales de la vagina. La inervación autonómica eferente a la parte inferior de la vagina se lleva a cabo a través del nervio pudendo (S2, 3, 4) que llega al perineo a través del canal de Alcock. Las fibras autonómicas aferentes de la parte superior de la vagina viajan a través de los nervios esplácnicos pélvicos hasta los segmentos sacros de la médula espinal. Las fibras aferentes autónomas de la parte inferior de la vagina salen de la médula espinal sacra a través del nervio pudendo. La sensación somática existe principalmente en el tercio distal de la vagina y también es llevada por el nervio pudendo a la médula espinal sacra.

URETRA

La uretra femenina es un conducto corto (de aproximadamente 3-5 cm de longitud) que va desde la base de la vejiga y sale en la zona del glande periuretral hacia el exterior. En casi toda su longitud está rodeada por numerosos canales venosos/sinusales que constituyen el cuerpo esponjoso de la uretra. Este tejido vascular submucoso contribuye aproximadamente a un tercio de la presión normal de cierre de la uretra y se vasocongestiona aún más durante la excitación sexual convirtiendo la uretra urinaria en uretra sexual. Dispersas en el epitelio lumenal de revestimiento hay células que contienen 5-HT (serotonina). Se desconoce su función, pero se cree que son células quimiosensoras o mecanorreceptoras paracrinas que liberan la 5-HT al ser estimuladas por el estiramiento o por sustancias químicas lumínicas. En la uretra animal, la 5-HT sensibiliza los mecanismos neurales. Es posible que el estiramiento o el masaje de la uretra femenina humana por el pene que empuja durante el coito provoque la liberación de 5-HT de las células paracrinas de la uretra, lo que aumenta la entrada aferente neural del órgano.

Punto G

El punto G puede considerarse una zona excitable general a lo largo de toda la uretra que recorre la pared vaginal anterior. Grafenberg informó que la caricia digital de la vagina anterior a lo largo de la uretra, especialmente en la región de la base de la vejiga, excitaba sexualmente en gran medida a los sujetos femeninos. En algunas mujeres, esta zona se hinchaba hasta alcanzar el tamaño de un frijol y se proyectaba hacia el lumen vaginal. El punto G puede considerarse una zona de excitación general a lo largo de toda la uretra que recorre la pared vaginal anterior. Cuando se estimula manualmente, la excitación sexual inducida es casi inmediata. Esta zona erótica sensible se encuentra más cerca de la base de la vejiga que de la uretra. El punto G representa la parte de la uretra que contiene el tejido periglandular o parauretral, correspondiente al equivalente femenino de la próstata. Estas glándulas están presentes en mayor o menor grado en aproximadamente el 90% de las mujeres. En algunas mujeres, cuando se las estimula sexualmente, puede producirse una secreción fluida que se afirma que no es similar a la orina o al flujo vaginal y que, según la controversia, se «eyacula» desde la uretra.

Fascia de Halban

La fascia de Halban es el espacio entre el trígono de la vejiga y la parte anterior de la pared vaginal. Está rellena de lámina mesenquimática, una lámina fibroelástica compuesta por fibras colágenas, elásticas y musculares con un rico aporte sanguíneo y un aporte nervioso con cuerpos de Krause o terminaciones nerviosas pseudocorpusculares. Al ser estimulado, este espacio se vasocongestiona y crea una respuesta erótica placentera.

CERVIX

El cuello del útero es una estructura relativamente insensible. El cuello uterino es una estructura relativamente insensible, sin capacidad erotógena en sí misma, pero algunos autores han señalado que es importante cuando se le empuja o se le golpea con el empuje profundo del pene, de modo que el útero es empujado o frotado contra el revestimiento peritoneal. Se afirma que esto crea sensaciones sexualmente placenteras, pero en otros casos crea malestar. En algunas mujeres a las que se les ha extirpado el cuello uterino/útero, se produce una pérdida significativa de la excitación sexual y del orgasmo por coito. El contacto pene-cervix rara vez se produce. El contacto pene-cervix no se observa en la posición del misionero o cara a cara, pero podría ocurrir en las posiciones de entrada lateral y trasera («perrito»). Un aspecto intrigante del cuello uterino es que tiene la segunda concentración más alta de VIP de los genitales femeninos y, sin embargo, no se ha atribuido ninguna función a la inervación Vipergic. No se ha investigado su posible papel en la secreción de moco por parte de las criptas infundidas del epitelio cervical.

Útero

El útero, compuesto por tres capas de músculo liso, está situado en la parte inferior de la pelvis del abdomen. Los patrones de motilidad de estos órganos, especialmente durante la excitación sexual hasta el orgasmo, han sido estudiados con poca frecuencia, raramente medidos y están mal caracterizados . Su actividad se suele monitorizar mediante pequeños globos lumínicos o catéteres de presión o mediante electrodos (de aguja o de superficie) que recogen la actividad electromiográfica (EMG) que aumenta cuando los músculos se contraen . Debido a la configuración de la vagina, músculos lisos entre estriados, la contracción de cualquiera de ellos o de ambos influirá en el patrón de motilidad a presión obtenido y la interpretación de los registros suele basarse en el hecho de que en el orgasmo domina la motilidad estriada. No se han publicado estudios que registren simultáneamente, pero de forma independiente, tanto la actividad del músculo estriado como la del músculo liso, lo que permite interpretar y caracterizar mejor su interacción.

En el estado basal o de quiescencia sexual, el músculo estriado desempeña un papel escaso o nulo, pero el músculo liso del útero y de la vagina está activo, especialmente en el período perimenstrual, cuando se contrae periódicamente para expulsar el contenido uterino/vaginal. Estas contracciones uterinas y vaginales normalmente no se reconocen de forma consciente. Sólo se hacen evidentes si alcanzan niveles dolorosos y espasmódicos (dolor dismenorreico). Durante la excitación hasta el orgasmo, los pocos registros obtenidos muestran un aumento de la presión lumenal vaginal . En el momento del orgasmo se producen una serie de contracciones musculares pélvicas, clónicas y estriadas, a intervalos de aproximadamente 0,8 segundos, que se van alargando y debilitando. Pueden durar entre 5 y 60 segundos. Estas contracciones son concomitantes con la sensación subjetiva del orgasmo. Las contracciones voluntarias de los músculos estriados de la pelvis no dan una sensación de placer intenso, pero suelen utilizarse para aumentar la excitación. Existen pocos registros de la presión intrauterina y los que existen podrían estar influenciados por el tamaño de los dispositivos utilizados para medir la presión intrauterina (véase Levin para la discusión). Durante la excitación sexual hasta el orgasmo, pueden producirse contracciones uterinas individuales, mientras que en el orgasmo se produce una serie mediada por el sistema simpático a través del nervio hipogástrico. Algunos han considerado que estas contracciones son importantes para la rápida absorción de los espermatozoides en el útero o en las trompas de Falopio, pero esto no tiene en cuenta el efecto de la tentación vaginal sobre la elevación del cuello uterino a partir del semen eyaculado (véase la sección anterior sobre el cuello uterino y Levin). Se ha propuesto que la saciedad sexual en la mujer sólo se produce cuando las contracciones uterinas orgásmicas son intensas, pero no se han realizado estudios cuantitativos que respalden esta especulación.

Dos estudios han informado de que la distensión vaginal inducida por aumentos rápidos de volumen mediante el inflado de globos luminales provoca i) contracciones de los músculos bulbocavernosos e isquiocavernosos y ii) un aumento de la velocidad de la sangre arterial del clítoris interpretado como un aumento del flujo . El aumento de volumen utilizado fue de entre 100 y 300 ml, aunque el volumen normal del pene humano es de unos 70 ml. Por lo tanto, el volumen del pene por sí mismo tendría poco efecto, pero el empuje del pene estiraría las paredes vaginales y provocaría las acciones reflejas. El aumento del flujo del clítoris y su congestión y la tensión introital alrededor del eje del pene son todas las características que se sugieren para aumentar el placer del coito tanto para la pareja masculina como para la femenina.

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