Absceso cerebral secundario a una infección dental

Abstract

El riesgo de un absceso cerebral es una complicación de la infección odontogénica que rara vez es considerada por los médicos y de la que se habla poco, aunque el tratamiento de las infecciones dentales puede evitar una condición potencialmente mortal. Presentamos un caso de un niño de 7 años con un absceso cerebral secundario a una infección dental. Fue llevado inmediatamente al quirófano para drenar y limpiar el absceso. Un examen dental reveló abscesos radiculares en molares temporales, que fueron extraídos bajo anestesia general. Dos meses después de su ingreso, el niño pasó a recibir antibioterapia oral y pudo volver a casa. Un absceso cerebral representa una enfermedad potencialmente mortal. El absceso cerebral infantil es poco frecuente, pero todos los médicos y estudiantes pueden encontrarlo como una emergencia clínica. Es indispensable que los médicos que encuentren síntomas similares a los de este caso clínico remitan al paciente para que reciba atención de urgencia y que se evalúen los posibles focos dentales de infección, independientemente de que el paciente reciba o no atención odontológica.

1. Introducción

Un absceso cerebral (AB) es una urgencia clínica por el importante riesgo de morbilidad y mortalidad a largo plazo que conlleva, a pesar de los avances médicos . Sea cual sea la edad del paciente, un absceso cerebral requiere tratamiento médico y quirúrgico . Estos abscesos corresponden a una infección focal en el parénquima cerebral, caracterizada por un edema localizado y una inflamación que provoca una acumulación de pus bien circunscrita . Aunque el absceso cerebral en la infancia es infrecuente, todos los médicos y estudiantes pueden encontrarse con él.

Las fuentes primarias de infección cerebral más extendidas son la endocarditis infecciosa, la osteomielitis, la bacteriemia y las enfermedades pulmonares, abdominales, pélvicas, cutáneas u ORL . El riesgo de un absceso cerebral es una complicación de la infección odontogénica que rara vez se tiene en cuenta, aunque el tratamiento de las infecciones dentales puede evitar una afección potencialmente mortal.

2. Informe de un caso

Un niño previamente sano de 7 años y 11 meses fue llevado al servicio de urgencias del hospital aquejado de cefalea y vómitos persistentes. Tenía una temperatura de 38°C desde hacía una semana y presentaba un déficit motor del brazo derecho asociado a parestesias. Un TAC cerebral reveló un absceso fronto-parietal izquierdo (Figura 1(a)). Ni su historia clínica ni el examen clínico proporcionaron evidencia de infección ORL (Oído, Nariz y Garganta). Su madre informó de que se había sometido a un tratamiento dental por caries en los molares temporales izquierdos tres semanas antes. Una resonancia magnética cerebral mostró una lesión fronto-parietal izquierda de aproximadamente 45 × 52 mm con una desviación lateral derecha de la línea media (Figura 1(b)). Fue trasladado inmediatamente al quirófano para el drenaje y la limpieza del absceso. Se tomaron muestras bacteriológicas intraoperatorias y se instauró una antibioterapia de amplio espectro con cefotaxima y metronidazol. La corticoterapia (Solumedrol®) se inició al día siguiente y se mantuvo durante seis días. La antibioterapia dirigida se instauró cuando se dispuso de los resultados del análisis bacteriológico. El examen directo del cultivo bacteriológico encontró cocos Gram + en cadena, y el cultivo aeróbico y anaeróbico reveló la presencia de Streptococcus intermedius. Dos días después de la intervención, el niño estaba apirético, con una frecuencia cardíaca y una presión arterial normales, pero con la persistencia de un déficit motor del brazo derecho. El examen dental reveló abscesos radiculares en los molares temporales 64 y 65, que fueron extraídos bajo anestesia general trece días después de la llegada del niño al servicio de urgencias (Figura 2). El tratamiento odontológico inicial fue insuficiente para gestionar una posible infección que posteriormente se agudizó.


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Figura 1
(a) Absceso fronto-parietal izquierdo revelado por una gammagrafía cerebral. (b) Vista axial de la resonancia magnética revela un absceso de 45 × 52 mm en el lóbulo fronto-temporal izquierdo del cerebro (T0). (c) Vista axial de la resonancia magnética revela un aumento del volumen del absceso, lo que justifica un segundo drenaje (T + 23 días). (d) La vista axial de la resonancia magnética muestra una disminución del absceso con respecto a la imagen anterior (Figura 1(c)) (T + 2 meses).


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. Figura 2
Los molares temporales 64 y 65 presentaban abscesos radiculares y fueron extraídos bajo anestesia general trece días después de su llegada a urgencias.

Veintitrés días después del drenaje inicial, una resonancia magnética de control realizada a causa de las cefaleas y los vómitos, visualizó un aumento del volumen del absceso, justificando un segundo drenaje (Figura 1(c)). El cultivo bacteriológico mostró que la muestra era estéril. Dos meses después de la primera operación, la situación neurológica había evolucionado favorablemente, afectando el déficit únicamente a la motricidad fina de la mano derecha. La resonancia magnética cerebral mostraba una notable disminución del absceso respecto a la imagen anterior (Figura 1(d)). Dos meses después de su ingreso, el niño pasó a recibir antibioterapia oral y pudo volver a casa. Se planificó un seguimiento con RM cerebral de control a las 3 semanas, con vistas a suspender el tratamiento antibiótico.

3. Discusión

La multiplicidad de posibles fuentes de infección y la diversidad de bacterias orales hacen que la implicación de la infección dental en los abscesos cerebrales esté indicada por la imposibilidad de encontrar otra fuente de infección, la presencia de microflora oral en el espectro microbiológico del absceso y los signos clínicos y radiográficos de infección dental . El Streptococcus intermedius, asociado con frecuencia a los abscesos cerebrales en adultos y niños, es una bacteria comensal que se encuentra en la cavidad oral y el tracto gastrointestinal . El descubrimiento de este organismo en los cultivos bacteriológicos debe llevar al clínico a considerar una etiología oral y dental. En este caso, el retraso entre los procedimientos neuroquirúrgicos y dentales se explica por el desconocimiento de esta etiología dental. Afortunadamente, el paciente se recuperó completamente sin secuelas, pero la morbilidad de los abscesos cerebrales puede alcanzar el 53% y la mortalidad el 16% de los casos.

Divulgación

Los autores agradecen al profesor Kamran Samii y a Susan Becker su ayuda en la corrección de pruebas.

Conflictos de intereses

Los autores declaran no tener conflictos de intereses.

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